Lo demás, tan sólo el resto
No me mates, ya estoy muerto,
nací para esperar el día,
el de mi amor y mi orgía,
el de partir de este puerto.
No me mates, voy despierto
en cada ocaso que cae,
en cada otoño que rae
de la vida la hoja fresca
y en quien nazca y quien perezca
pues su eternidad me trae.
Así pues ni tu disparo
ni tu adiós ni tu indolencia
han de mellar mi existencia
ni el resplandor de su faro.
La vida no es del avaro
que la atesora escondido,
sino de aquel que ha vivido
y se dio en ello a los otros,
esto lo puso en nosotros
y a nosotros en su nido.
Ni el golpe del egoísmo
ni el de la injusta pobreza
quitan al hombre nobleza,
lanzan su amor al abismo.
La vida es también un sismo
que nadie evita ni siente,
pero que vuelve al viviente
humilde en su humilde paso
y al corazón un abrazo
con todo lo que presiente.
Allí están besos y calma,
las lágrimas y el espanto,
el dolor con el quebranto,
y la fe que todo ensalma.
Allí van la piel y el alma
a su cita con lo eterno,
no hay verano ni hay invierno
que no nos dejen su asilo,
ni vida que no halle el hilo
hacia el más sabio gobierno.
Así pues di has de matarme,
dispara y no tengas miedo,
que hasta en tus ojos me quedo,
no por mi ni por tu odiarme.
Me quedo porque he de amarme
como a ti, pese a tu gesto,
el amor es nuestro puesto,
él nos trae y él nos lleva,
vida y muerte son la prueba,
lo demás, tan sólo el resto.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
04 01 14
No me mates, ya estoy muerto,
nací para esperar el día,
el de mi amor y mi orgía,
el de partir de este puerto.
No me mates, voy despierto
en cada ocaso que cae,
en cada otoño que rae
de la vida la hoja fresca
y en quien nazca y quien perezca
pues su eternidad me trae.
Así pues ni tu disparo
ni tu adiós ni tu indolencia
han de mellar mi existencia
ni el resplandor de su faro.
La vida no es del avaro
que la atesora escondido,
sino de aquel que ha vivido
y se dio en ello a los otros,
esto lo puso en nosotros
y a nosotros en su nido.
Ni el golpe del egoísmo
ni el de la injusta pobreza
quitan al hombre nobleza,
lanzan su amor al abismo.
La vida es también un sismo
que nadie evita ni siente,
pero que vuelve al viviente
humilde en su humilde paso
y al corazón un abrazo
con todo lo que presiente.
Allí están besos y calma,
las lágrimas y el espanto,
el dolor con el quebranto,
y la fe que todo ensalma.
Allí van la piel y el alma
a su cita con lo eterno,
no hay verano ni hay invierno
que no nos dejen su asilo,
ni vida que no halle el hilo
hacia el más sabio gobierno.
Así pues di has de matarme,
dispara y no tengas miedo,
que hasta en tus ojos me quedo,
no por mi ni por tu odiarme.
Me quedo porque he de amarme
como a ti, pese a tu gesto,
el amor es nuestro puesto,
él nos trae y él nos lleva,
vida y muerte son la prueba,
lo demás, tan sólo el resto.
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04 01 14
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