Un mal ciego

Un mal ciego

En tus alas de arena,
en tus propios volcanes apagados,
alzadas una vez, vi tus manos azules.
Hoy duermes como un ciego,
sin ver, sin soñar, con los ojos cerrados
al tiempo, al corazón y a las propias pesadillas,
hoy duermes sin mirar esas alas de arena,
esos volcanes viejos
que sólo tú siempre creíste
ya apagados.

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25 09 13