¿Dónde exactamente terminó la luz del día?

¿Dónde exactamente terminó la luz del día?

Algunos se adentraron sin retorno en el crepúsculo,
otros sólo volvieron llenos de olvido, llenos de odio,
y los menos, como arcángeles, incapaces de fundar un testimonio.
Pero volvemos cada tarde al laberinto,
la urbe apaga los motores de su usina,
cesan los timbres, el sol cuelga su manta de oro
y por secretos intersticios la sangre, siempre roja,
busca su comunión con el ocaso que florece.
Miren la lágrima en el rostro del soldado,
huelan el tedio repetido en los ancianos
y en las palomas a las que los ancianos  pretenden que divierten,
sientan crecer la sombra en los amantes
(te acordarás de mi, le dice él
sin ni siquiera recordar ya el nombre de ella).
Sólo los niños reirían,
pero han de ir pronto a dormirse, pues mañana
les enseñarán  a no reírse ya de nada.
No es necesario dar la vuelta al mundo para hallarse ,
el mundo ya lo hace al girarse cada día,
sí hay que mirarse, pues, y es el ocaso ese momento
en que estas llaves titilan en el alma y en la estrella.
Mientras las busco en este parque sé que vienes,
si no nos hallo bastará con tu fulgor hasta la aurora.

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12 07 13