Romance del mar ya lejos
Yo quise llegar al mar,
pero el mar ya estaba lejos
y su espuma y su cantar,
sus olas, sus aparejos
y su forma de mirar.
Los barcos se lo llevaron,
los niños en su morral,
junto a la piedra asesina
y a la mancha de alquitrán.
Cual el corazón que tuve
ya cubierto por la sal,
los peces ya lo olvidaron,
caminan por la ciudad,
unos son alcaldes negros,
otros curas sin altar
y una sirena que había
cobra a todos por entrar.
Los riscos, las ensenadas
se volvieron de cristal
y una foto del oleaje
fue lo que pude salvar,
las caracolas callaron
o aprendieron a rapear
y el caballito marino,
tan galante y tan cordial,
ha perdido las apuestas
y hoy jubila en un corral.
¿Dónde está el mar, marinero,
dónde el rugiente rosal
de las aguas y tormentas
y del abismo estelar,
dónde las redes de antaño
con su caña y su sedal
que el gran atún resistía
hasta hacerlas estallar
y el pejerrey ya sin trono
soportaba sin llorar?
¿Dónde aquel barco, viajero,
que en el puerto fui a esperar,
que volvía y no volvía,
que a una dama hizo penar
y al náufrago le dio cuna,
que no tumba, al naufragar
y dormido se lo lleva
por silencios de coral
y olvidado lo regresa
a una playa sin final?
¿Dónde está el puerto, barquero,
que encontraste al navegar
mirando la recta estrella
y la gaviota al volar,
y, más hondo, aquella cama
en que te espera al llegar
la primera de las ninfas
y la última al amar,
mujer que en tus noches reza
y en tu día ha de esperar
en la orilla de los tiempos
tu regreso, capitán?
¿Dónde está el mar, que yo quiero
en él mis perlas echar,
lágrimas como cangrejos,
tristezas como arenal
y poderle hablar al viejo
que siempre me ha de escuchar,
mar anciano, mar abuelo
de los hombres y su errar,
de los sueños vueltos viento
que la costa ha de arrastrar,
y que en mi playa prefiero
bajo el agua yo enterrar?
¿Dónde está el mar que ojos tengo
que no quieren lagrimear,
sino ver del infinito
la puerta que en él fui a hallar
y ese horizonte que eterno
se me adentra al palpitar,
como el mar que escucho y huelo,
pero no puedo encontrar?
¿Dónde está el mar, que me muero
sin mi almeja ni mi olear,
que tengo yo un mar adentro
que lo busca para hablar,
y desemboca en mis huesos,
en su niebla y mi solar,
que un mar yo soy y no puedo
sin mi padre vivir más?
Hermanos, ¿cómo pudieron
venderlo en el lupanar,
cómo lo tienen desecho
vuelto cuadro o vil tic tac,
el mar, madre y padre nuestro,
el mar, origen del pan?
Les juro que yo prefiero
que me olviden sin piedad
a que olviden ese espejo
en que vi la eternidad
de mis sueños, de mi pueblo,
de la historia y su bregar.
Hermanos, yo quise un beso,
pero el mar me lo ha de dar,
échenme al agua sin miedo,
pónganme en tierra a bucear,
y, cuando el suave aguacero
venga este mundo a mojar,
recuerden mi amor sincero,
que con él yo he de lavar
esta ciudad ya sin puerto,
este mar que he de habitar
en el océano muerto
de este mundo al irme allá,
donde el amor iza velas
y no se niega a remar,
donde el ancla que me espera
no me ha de impedir soñar,
yo quise el mar y él me entierra,
compañeros, nada más.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
07 07 13
Yo quise llegar al mar,
pero el mar ya estaba lejos
y su espuma y su cantar,
sus olas, sus aparejos
y su forma de mirar.
Los barcos se lo llevaron,
los niños en su morral,
junto a la piedra asesina
y a la mancha de alquitrán.
Cual el corazón que tuve
ya cubierto por la sal,
los peces ya lo olvidaron,
caminan por la ciudad,
unos son alcaldes negros,
otros curas sin altar
y una sirena que había
cobra a todos por entrar.
Los riscos, las ensenadas
se volvieron de cristal
y una foto del oleaje
fue lo que pude salvar,
las caracolas callaron
o aprendieron a rapear
y el caballito marino,
tan galante y tan cordial,
ha perdido las apuestas
y hoy jubila en un corral.
¿Dónde está el mar, marinero,
dónde el rugiente rosal
de las aguas y tormentas
y del abismo estelar,
dónde las redes de antaño
con su caña y su sedal
que el gran atún resistía
hasta hacerlas estallar
y el pejerrey ya sin trono
soportaba sin llorar?
¿Dónde aquel barco, viajero,
que en el puerto fui a esperar,
que volvía y no volvía,
que a una dama hizo penar
y al náufrago le dio cuna,
que no tumba, al naufragar
y dormido se lo lleva
por silencios de coral
y olvidado lo regresa
a una playa sin final?
¿Dónde está el puerto, barquero,
que encontraste al navegar
mirando la recta estrella
y la gaviota al volar,
y, más hondo, aquella cama
en que te espera al llegar
la primera de las ninfas
y la última al amar,
mujer que en tus noches reza
y en tu día ha de esperar
en la orilla de los tiempos
tu regreso, capitán?
¿Dónde está el mar, que yo quiero
en él mis perlas echar,
lágrimas como cangrejos,
tristezas como arenal
y poderle hablar al viejo
que siempre me ha de escuchar,
mar anciano, mar abuelo
de los hombres y su errar,
de los sueños vueltos viento
que la costa ha de arrastrar,
y que en mi playa prefiero
bajo el agua yo enterrar?
¿Dónde está el mar que ojos tengo
que no quieren lagrimear,
sino ver del infinito
la puerta que en él fui a hallar
y ese horizonte que eterno
se me adentra al palpitar,
como el mar que escucho y huelo,
pero no puedo encontrar?
¿Dónde está el mar, que me muero
sin mi almeja ni mi olear,
que tengo yo un mar adentro
que lo busca para hablar,
y desemboca en mis huesos,
en su niebla y mi solar,
que un mar yo soy y no puedo
sin mi padre vivir más?
Hermanos, ¿cómo pudieron
venderlo en el lupanar,
cómo lo tienen desecho
vuelto cuadro o vil tic tac,
el mar, madre y padre nuestro,
el mar, origen del pan?
Les juro que yo prefiero
que me olviden sin piedad
a que olviden ese espejo
en que vi la eternidad
de mis sueños, de mi pueblo,
de la historia y su bregar.
Hermanos, yo quise un beso,
pero el mar me lo ha de dar,
échenme al agua sin miedo,
pónganme en tierra a bucear,
y, cuando el suave aguacero
venga este mundo a mojar,
recuerden mi amor sincero,
que con él yo he de lavar
esta ciudad ya sin puerto,
este mar que he de habitar
en el océano muerto
de este mundo al irme allá,
donde el amor iza velas
y no se niega a remar,
donde el ancla que me espera
no me ha de impedir soñar,
yo quise el mar y él me entierra,
compañeros, nada más.
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