Camino
Sólo se muere de olvido,
de la muerte nunca más,
la vida es duelo fugaz
que vence aquel que ha querido.
Muchas cosas he aprendido,
o pocas por las que faltan,
pero ni miedos me asaltan
ni dudas de lo que quiero,
yo vivo humilde y sincero,
lo demás, ríos que saltan.
Nací como todo el mundo,
como todo el mundo amé,
gocé, sufrí, perdoné
y así crecí en lo profundo.
Labré mi surco fecundo,
semillas hubo en lo eriazo,
otras con fruto a mi paso,
otras dormidas se quedan,
y aún de mi mano ruedan
algunas frente al fracaso.
Bendigo a quien me acompaña,
a quien parte, a quien no llega,
la vida es vida y entrega,
lo demás guardarlo daña.
Sé del amor que se extraña,
sé cómo hiere el olvido,
sé bien a cuántos he herido,
pedí perdón, me lo dieron,
si algunos nunca volvieron
mi paz les doy y mi nido.
También sé de la alegría,
de agradecer lo que somos,
la luz, el sol, los aromos
y el cielo de cada día.
Sé que no todo es porfía,
más que pedir hay que dar,
más que entender hay que amar,
que no es sabio el que más sabe,
sino el que menos es grave
con tanto en que hay que luchar.
Así pues mi abrazo dejo
al que persiste en su rumbo,
lo importante no es el tumbo,
sino alzarse en el bosquejo.
Saludo al joven y al viejo,
que es de todos el molino,
sus huellas deja el destino,
sus hallazgos, sus adioses,
mi voz dejé entre las voces
y en mi vida este camino.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
28 05 13
Sólo se muere de olvido,
de la muerte nunca más,
la vida es duelo fugaz
que vence aquel que ha querido.
Muchas cosas he aprendido,
o pocas por las que faltan,
pero ni miedos me asaltan
ni dudas de lo que quiero,
yo vivo humilde y sincero,
lo demás, ríos que saltan.
Nací como todo el mundo,
como todo el mundo amé,
gocé, sufrí, perdoné
y así crecí en lo profundo.
Labré mi surco fecundo,
semillas hubo en lo eriazo,
otras con fruto a mi paso,
otras dormidas se quedan,
y aún de mi mano ruedan
algunas frente al fracaso.
Bendigo a quien me acompaña,
a quien parte, a quien no llega,
la vida es vida y entrega,
lo demás guardarlo daña.
Sé del amor que se extraña,
sé cómo hiere el olvido,
sé bien a cuántos he herido,
pedí perdón, me lo dieron,
si algunos nunca volvieron
mi paz les doy y mi nido.
También sé de la alegría,
de agradecer lo que somos,
la luz, el sol, los aromos
y el cielo de cada día.
Sé que no todo es porfía,
más que pedir hay que dar,
más que entender hay que amar,
que no es sabio el que más sabe,
sino el que menos es grave
con tanto en que hay que luchar.
Así pues mi abrazo dejo
al que persiste en su rumbo,
lo importante no es el tumbo,
sino alzarse en el bosquejo.
Saludo al joven y al viejo,
que es de todos el molino,
sus huellas deja el destino,
sus hallazgos, sus adioses,
mi voz dejé entre las voces
y en mi vida este camino.
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