[b]Fragmento XX del Profeta que vino del polvo.
XX
Sabed que, tanto la ciencia como la
tecnología son frutos de la razón;
aunque hoy, por el mal uso que
hacemos de ellas, nos puede parecer
otra cosa…
Sí, en verdad que hay muchas cosas en el
mundo, que no suelen ser como a simple
vista nos parecen.
Por eso, insistimos en que hay que tener
los ojos siempre abiertos.
¡Oh hombres, os instamos a despertar!
A abrir los ojos y preparaos para
recibir a la nueva era que ya se
aproxima.
Pues, nunca antes de ahora, el hombre tuvo
tantos medios y poder para cambiar
las cosas.
Mas ¡ay! Que aún así, continúan caminando
por el camino errado.
Sí, un temor ancestral les paraliza
el cuerpo, y les impide lanzarse a la
lucha, herramienta en mano, con la que
demoler las viejas instituciones,
que ya no son actas para estos nuevos
tiempos. ¡Qué lástima!
No obstante;
los retrógrados y conservadores
de la viejas ideas tienen los días
contados
Ellos lo saben;
y por eso, con un esfuerzo hoy más
nunca desesperado, se aprestan a
apuntalar sus ruinosos y viejos
edificios.
¡Oh hombres, de buena voluntad!
Los que aún permanecéis ingenuamente
dormidos, y con el corazón puesto
en Roma, Jerusalén o la Meca,
donde se regodean los verdaderos
causantes de vuestros males ¡Despertad!
Continuará...
XX
Sabed que, tanto la ciencia como la
tecnología son frutos de la razón;
aunque hoy, por el mal uso que
hacemos de ellas, nos puede parecer
otra cosa…
Sí, en verdad que hay muchas cosas en el
mundo, que no suelen ser como a simple
vista nos parecen.
Por eso, insistimos en que hay que tener
los ojos siempre abiertos.
¡Oh hombres, os instamos a despertar!
A abrir los ojos y preparaos para
recibir a la nueva era que ya se
aproxima.
Pues, nunca antes de ahora, el hombre tuvo
tantos medios y poder para cambiar
las cosas.
Mas ¡ay! Que aún así, continúan caminando
por el camino errado.
Sí, un temor ancestral les paraliza
el cuerpo, y les impide lanzarse a la
lucha, herramienta en mano, con la que
demoler las viejas instituciones,
que ya no son actas para estos nuevos
tiempos. ¡Qué lástima!
No obstante;
los retrógrados y conservadores
de la viejas ideas tienen los días
contados
Ellos lo saben;
y por eso, con un esfuerzo hoy más
nunca desesperado, se aprestan a
apuntalar sus ruinosos y viejos
edificios.
¡Oh hombres, de buena voluntad!
Los que aún permanecéis ingenuamente
dormidos, y con el corazón puesto
en Roma, Jerusalén o la Meca,
donde se regodean los verdaderos
causantes de vuestros males ¡Despertad!
Continuará...
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