Décimas para un adiós

Décimas para un adiós

Usted tendrá sus razones,
yo tengo mi proceder,
no nos volvamos a ver ,
que sobran explicaciones.
Si en más de un tallo sus dones
la flor pretende entregar,
muy pronto se ha de secar
por pretender doble riego,
lo mismo es jugar con fuego
pal que se quiera quemar.

Los que es yo prefiero a solas
lidiar con mis propios piojos,
a nadie causarle enojos,
nunca marchar con pistolas.
Que canten las caracolas
mil historias del amor,
no conozco a ese señor
y si lo vi no me acuerdo,
yo con mi paz bien concuerdo
que a nadie debo el favor.

En cambio si a usted le gusta
la miel estudie de abejas,
verá cuán pronto son viejas
y que el oso no se asusta.
Lo dulce a exceso disgusta,
lo amargo después lo iguale,
la disculpa de qué vale
cuando el panal ya es vacío
queda el hambre y el hastío,
doble aguijón que no sale.

Por eso usted a sus gustos,
yo con los míos me basto,
no sirve el agua en canasto,
no se es feliz a disgustos.
Ya vendrán tiempos augustos
en que el amor sea pleno,
de la serpiente el veneno,
del que se marcha la puerta,
y del que vive la alerta
de no dar su mal por bueno.

Lo bueno es bueno y sin precio,
nos llega sin más pedirlo,
lo que queda es repartirlo,
guardarlo sin más es necio.
Por eso no hay ni desprecio,
la vida sigue su curso,
tendrá piedras su transcurso
y caídas su aventura,
pero todo tiene cura
y hasta el silencio es discurso.

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24 04 13