Cuando los hijos crecen
¿Dónde se fue el tiempo
de las muñecas
y los carritos?
Las noches abrigadas
con los hijos en casa,
¿dónde están?
Todos reunidos
en la sala o la cocina,
en aquellos apagones
donde el papá
contaba historias inventadas
de olvidados bosques.
De repente
una risa desdentada
iluminaba la estancia,
otras veces un llanto infantil
en la madrugada.
Y mis besos consolaban siempre.
¿Dónde están esas manitos
que se asían de mi falda?
¿Y las quejas entre hermanos?
Se esfumaron
en la bruma de los años.
Y los hijos crecieron,
y mis niños ya no están.
Me dejaron un vacío
por dentro.
Ya no puedo cobijarlos
como entonces,
y no me pertenecen más
las horas de sus noches.
Soy yo
la que se tornó niña
y mis ojos
ya dependen de los suyos.
Tambaleantes y frágiles
van mis anhelos
y mi corazón
tras de ellos,
buscando sus manos
y protección.
Ingrid Zetterberg
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S.C. Cta. # 1107040430657
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