LA ESPIRAL.

Medí la razón que no suena
medí el azar
el día y el hueco que me llena,
pero aún llovía
y la memoria se cubrió
de un color más sordo, más difuso,
la carga y la poca fe
en la espiral que lentamente
a cada parte me fluía,
y es que el viento frío
tiene esa manera de engañarnos
tiene los brazos hundidos
leyes que nos acotan
rozando de muerte,
de sombras y de signos
la razón de vivir
y la deslumbrante sorpresa
de verse uno con la ausencia,
sin acoplar las voluntades
para andar con las sombras,
y después querer traducir las carencias
si uno se justifica con su fracaso
dice poca cosa,
de su carga es el tormento
y no alcanza mi memoria,
el alma en espiral despuebla
la lluvia, la rabia y el gozo
si vas o vienes
estelar o mágico
en la soledad inexplicable
son tus campos,
y la desvencijada luz que nos aflige
es el pan de cada día,
si regresas a la desolación
la alegría tampoco irá sola,
pues es ese sueño
por el que uno regresa a la vida.

Muy buenas metáforas para expresar un doloroso sentimiento hacia la vida, donde las sombras malignas se mezclan en nuestra mente y ya no podemos sufrir por nosotros mismos, pues cada día se marchitan vidas, donde no hay lluvias que limpien y calmen la sed de esqueletos ambulantes. Así interpreto tu poema amiga, tú dirás!

¡Abrazos amiga poeta!

Hola Matilde.
Un poema a veces es un estado de ánimo, un momento, una circunstancia o un estallido de emociones y sentimientos, lo sacas, lo sueltas y te sientes más cómoda.
Tú dices "sombras malignas", "esqueletos ambulantes", suena terrorífico....
Yo más bien diría que a través de esos vaivenes de la vida, como una espiral vamos de punta a punta atravesando, unas veces la vitalidad y otras la falta de ella, y a veces nos sentimos vacíos como muertos, pero sin cerrar los ojos. Gracias, amiga, la imaginación es también una buena cualidad, y para escribir es casi necesaria.
Agradezco tus palabras.