del fiordo del ártico norte
en su orilla, un mastodonte
se deleita en un baño de espuma
admirado de su poderío,
un coloso sin rival ni paragón
un animal en todo campeón
…un juglar a orillas del río.
“Todo esto es mío”, -pensaba-
“nada ni nadie me puede igualar
sobrevivi al dinosaurio, no por azar
soy un animal que domina su destino”
Pero un cangrejo, molesto del narcisismo
cansado de los baños del trompudo
pudiendo evitar intervenir, no pudo
decidió involucrarse, fuera de si mismo
y reptando entre guijarros de gélido reposo
se acercó con clínica destreza,
y usando el pinzón con real sutileza
le apretó el apéndice que colgaba perezoso..
y acusando el dolor, dio un brinco en el aire
gritando iracundo, a la vez que asustado
y al caer al agua, se enterró un pedrusco aguzado
…sus ojos se desorbitaron cual cerdito de Pomaire
por eso, amable lector, si es que seguiste esta lectura
debes tener en claro la moraleja que aquí se señala:
Nunca dejéis que el ego crezca como una montaña,
nunca bajéis la guardia cuándo estéis entre la espuma...
Fin.
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