Por una voz en el camino
Si yo supiera cantar,
si yo cantara de veras,
vería más primaveras
que sólo cielos llorar.
Si yo supiera explicar
lo que hay afuera y adentro,
del mundo cáscara y centro,
del hombre risa y dolor,
tal vez tendría el amor
que tanto busco y no encuentro.
Pero me paso callado,
mirando alturas y abismos,
sacrificios y egoísmos
y el mundo tan apurado.
Me paso a solas y errado,
creyendo en la fe del hombre,
creyendo que en su renombre
la dignidad no se agota
y recibiendo la bota
que pisotea mi nombre.
La patria me dio el paisaje
de cordillera y de mar,
la tierra me dio un lugar
para rendirle homenaje.
¿Por qué mi hermano mi traje
me arrebata noche y día,
por qué su mano se enfría
si en la mía el sol le ofrezco,
por qué su paz no merezco
si en mi fe le doy la mía?
Si en vez de cantar les grito,
perdonen la vehemencia,
quisiera tener videncia
de lo eterno y lo infinito.
Pero apenas sé que habito
la concha que Venus deja,
la ciudad con su guedeja
de sueños entrelazados
y el jardín de los pecados
que me da el goce y la queja.
Por eso vuelvo al silencio,
busco tu voz que ilumina,
tu verbo que me encamina
al mismo cielo que agencio.
Ya aprenderé, me sentencio,
a hacer del canto un tesoro,
a lo lejos se oye un coro,
son mis hermanos cantando,
con ellos me voy soñando,
que es pleno que río y lloro.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
26 08 12
Si yo supiera cantar,
si yo cantara de veras,
vería más primaveras
que sólo cielos llorar.
Si yo supiera explicar
lo que hay afuera y adentro,
del mundo cáscara y centro,
del hombre risa y dolor,
tal vez tendría el amor
que tanto busco y no encuentro.
Pero me paso callado,
mirando alturas y abismos,
sacrificios y egoísmos
y el mundo tan apurado.
Me paso a solas y errado,
creyendo en la fe del hombre,
creyendo que en su renombre
la dignidad no se agota
y recibiendo la bota
que pisotea mi nombre.
La patria me dio el paisaje
de cordillera y de mar,
la tierra me dio un lugar
para rendirle homenaje.
¿Por qué mi hermano mi traje
me arrebata noche y día,
por qué su mano se enfría
si en la mía el sol le ofrezco,
por qué su paz no merezco
si en mi fe le doy la mía?
Si en vez de cantar les grito,
perdonen la vehemencia,
quisiera tener videncia
de lo eterno y lo infinito.
Pero apenas sé que habito
la concha que Venus deja,
la ciudad con su guedeja
de sueños entrelazados
y el jardín de los pecados
que me da el goce y la queja.
Por eso vuelvo al silencio,
busco tu voz que ilumina,
tu verbo que me encamina
al mismo cielo que agencio.
Ya aprenderé, me sentencio,
a hacer del canto un tesoro,
a lo lejos se oye un coro,
son mis hermanos cantando,
con ellos me voy soñando,
que es pleno que río y lloro.
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