La duda del buen chileno
¿Que fue de Neftalí Reyes,
el hijo del ferroviario?
No está su rostro en el diario
ni en la patria ni en los muelles.
Del sur se trajo las leyes
de la palabra desnuda,
le dio a los pobres su ayuda,
dicen que se hizo poeta
y que en Suecia halló la meta
del nobel junto a Neruda.
¿Y que hay de Godoy, Lucila,
nacida en su Montegrande?
Sin que la fe se le ablande
por tantas tierras desfila.
También al verso se enfila
y en el mundo ve su escuela,
de la ingratitud recela
y alcanza el nobel sagrado,
golondrina que ha volado
de los labios de Gabriela.
¿Qué fue de Nicanor Parra,
que fue de Gonzalo Rojas?
Infinitas son las hojas
y eternas como guitarra.
Mi patria es miel en la jarra
de la palabra infinita,
Huidobro, Rokha, Zurita,
Rubio y Lira entre los tiernos,
que vencen torres e infiernos
por no faltar a la cita.
La amante es la poesía,
casada, a veces soltera,
solitaria o compañera,
feliz o sin alegría.
Llena de miedo y porfía,
libre de nubes y enclaves,
los hombres buscan sus llaves
y los llamamos poetas,
y a algunos más bien profetas
pues dan del tiempo las claves.
Así pues, qué fue pregunto
del hombre que los leía,
sea ladrón, policía
sean lectores y punto.
No es escribir el asunto
que Chile en versos se encanta,
falta memoria y me espanta
la duda del buen chileno,
que tanto escribe y tan bueno
sin que se sepa quién canta.
13 08 12
¿Que fue de Neftalí Reyes,
el hijo del ferroviario?
No está su rostro en el diario
ni en la patria ni en los muelles.
Del sur se trajo las leyes
de la palabra desnuda,
le dio a los pobres su ayuda,
dicen que se hizo poeta
y que en Suecia halló la meta
del nobel junto a Neruda.
¿Y que hay de Godoy, Lucila,
nacida en su Montegrande?
Sin que la fe se le ablande
por tantas tierras desfila.
También al verso se enfila
y en el mundo ve su escuela,
de la ingratitud recela
y alcanza el nobel sagrado,
golondrina que ha volado
de los labios de Gabriela.
¿Qué fue de Nicanor Parra,
que fue de Gonzalo Rojas?
Infinitas son las hojas
y eternas como guitarra.
Mi patria es miel en la jarra
de la palabra infinita,
Huidobro, Rokha, Zurita,
Rubio y Lira entre los tiernos,
que vencen torres e infiernos
por no faltar a la cita.
La amante es la poesía,
casada, a veces soltera,
solitaria o compañera,
feliz o sin alegría.
Llena de miedo y porfía,
libre de nubes y enclaves,
los hombres buscan sus llaves
y los llamamos poetas,
y a algunos más bien profetas
pues dan del tiempo las claves.
Así pues, qué fue pregunto
del hombre que los leía,
sea ladrón, policía
sean lectores y punto.
No es escribir el asunto
que Chile en versos se encanta,
falta memoria y me espanta
la duda del buen chileno,
que tanto escribe y tan bueno
sin que se sepa quién canta.
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