Memorias de la familia
Amigos, yo tuve un reino
de arcángeles y ballestas,
poblado de almas enhiestas
en cuyos nombres me peino.
También recuerdo y despeino
la arboleda circundante,
si allí un ángel echa el guante
a un buen par de enamorados
en el acto son flechados
por la dicha más fragante.
Rosita fue la monarca
por casi sesenta abriles,
a sus fieles, luna, diles
que has visto partir su barca
Nunca dejó la comarca,
nunca dejó sus consejos,
hay reyes que se hacen viejos,
pero ella, enferma, regía,
hasta que ordenóse un día
me llevo mi trono lejos.
Desde entonces somos cuatro
los huérfanos de esta madre,
muy triste se queda el padre,
muy triste y solo el teatro.
Luego yo parto y me encatro,
lo mismo hacen mis hermanos,
pasan inviernos, veranos,
la tierra se vuelve un fruto
y en su lección lo absoluto
de hijos se llena y de granos.
La familia es como un barco
navega los siete mares
con dichas y con pesares,
firmes la flecha y el arco.
No es sólo en un viejo marco
la foto de las ausencias,
es río, canción, dolencias,
es lucha tras cada puerto,
es de la vida concierto
de lecciones y de esencias.
Con ella voy por las calles
y en ella los veo ustedes,
hermanos, que como en redes
se reparten por mil valles.
La vida son sus detalles,
la noche el lugar de encuentro,
con mis memorias me adentro
a la alegría que entrega
y a la caricia que llega
de su amor a nuestro centro.
12 07 12
Amigos, yo tuve un reino
de arcángeles y ballestas,
poblado de almas enhiestas
en cuyos nombres me peino.
También recuerdo y despeino
la arboleda circundante,
si allí un ángel echa el guante
a un buen par de enamorados
en el acto son flechados
por la dicha más fragante.
Rosita fue la monarca
por casi sesenta abriles,
a sus fieles, luna, diles
que has visto partir su barca
Nunca dejó la comarca,
nunca dejó sus consejos,
hay reyes que se hacen viejos,
pero ella, enferma, regía,
hasta que ordenóse un día
me llevo mi trono lejos.
Desde entonces somos cuatro
los huérfanos de esta madre,
muy triste se queda el padre,
muy triste y solo el teatro.
Luego yo parto y me encatro,
lo mismo hacen mis hermanos,
pasan inviernos, veranos,
la tierra se vuelve un fruto
y en su lección lo absoluto
de hijos se llena y de granos.
La familia es como un barco
navega los siete mares
con dichas y con pesares,
firmes la flecha y el arco.
No es sólo en un viejo marco
la foto de las ausencias,
es río, canción, dolencias,
es lucha tras cada puerto,
es de la vida concierto
de lecciones y de esencias.
Con ella voy por las calles
y en ella los veo ustedes,
hermanos, que como en redes
se reparten por mil valles.
La vida son sus detalles,
la noche el lugar de encuentro,
con mis memorias me adentro
a la alegría que entrega
y a la caricia que llega
de su amor a nuestro centro.
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