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Odio desearte tanto que hasta me duele la piel, odio desear la miel que a gotas siempre beberé, odio toda esa sed que me provoca tu cuerpo, sabiendo que tienes duro, como piedra el corazón.
Dulce sabe de tu boca, a gloria toda tu piel, me envenenas con el néctar que fluye de tus entrañas, el aroma de tu cuerpo, la calidez de tu seno y la embriaguez que provoca el licor de tu humedad.
Odio desearte tanto, sabiendo que no eres mía, que cuando partas darás de tu fruta a otros hombres, que no entiendes lo que dicen cuando hablan del amor que solo entregas tu alma cuando recibes calor
Yo inventé una poesía con tu fragancia y tu sexo, yo le entregué el corazón a tus lúgubres caricias, yo creé una fantasía sobre el amor y el deseo, sufriendo las consecuencias de mi ilusa vanidad.
Odio desearte tanto que hasta perdí la cordura, esclavo de tus caricias vivo pendiente de ti, en cambio yo para ti, no soy más que una marioneta, que con dos toques de teta, me tienes a tu merced.
Quiero romper las cadenas, mas tengo miedo de hacerlo, pues siento que tras tus besos no hay nada más para mí, recuperar mi cordura sería igual a la muerte, pues con mi maldita suerte jamás te irás de mi mente.
Odio desearte tanto, pero no quiero perderte, al menos unos momentos bebo la sabia de ti, sé que nunca encontraré, la ruta hacia tu corazón, mas la droga de tu cuerpo mantiene mi sin razón.
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Odio desearte tanto que hasta me duele la piel, odio desear la miel que a gotas siempre beberé, odio toda esa sed que me provoca tu cuerpo, sabiendo que tienes duro, como piedra el corazón.
Dulce sabe de tu boca, a gloria toda tu piel, me envenenas con el néctar que fluye de tus entrañas, el aroma de tu cuerpo, la calidez de tu seno y la embriaguez que provoca el licor de tu humedad.
Odio desearte tanto, sabiendo que no eres mía, que cuando partas darás de tu fruta a otros hombres, que no entiendes lo que dicen cuando hablan del amor que solo entregas tu alma cuando recibes calor
Yo inventé una poesía con tu fragancia y tu sexo, yo le entregué el corazón a tus lúgubres caricias, yo creé una fantasía sobre el amor y el deseo, sufriendo las consecuencias de mi ilusa vanidad.
Odio desearte tanto que hasta perdí la cordura, esclavo de tus caricias vivo pendiente de ti, en cambio yo para ti, no soy más que una marioneta, que con dos toques de teta, me tienes a tu merced.
Quiero romper las cadenas, mas tengo miedo de hacerlo, pues siento que tras tus besos no hay nada más para mí, recuperar mi cordura sería igual a la muerte, pues con mi maldita suerte jamás te irás de mi mente.
Odio desearte tanto, pero no quiero perderte, al menos unos momentos bebo la sabia de ti, sé que nunca encontraré, la ruta hacia tu corazón, mas la droga de tu cuerpo mantiene mi sin razón.
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