Desliguemosnos de nuestras prendas!
Encendamos la mecha,
y que arda la flama que nos quema,
la que en letargo tanto tiempo hemos tenido,
pues ya no desea este animal...
...que encerramos a diario, y el cual,
entre miradas y silencios que nos arrojamos,
nos pide ser libres y devorarse el uno al otro por completo.
Palpemosnos la piel deseosa de deseo,
desnudemos nuestros más bajos instintos,
escuchemos la voz de nuestro interior,
y no nos privemos de un solo rincón.
Adueñate de mi cuerpo,
yo me apoderare del tuyo,
y así, los dos nos devoraremos sin prejuicio alguno.
Saboreare tus instintos,
mientras tú, te alimentas de mis deseos escondidos,
hasta fundirnos en el éxtasis que brinda el delirio.
Bello es sentir tu manos recorrer mis muslos ardientes,
mientras tu lengua, junto a tu boca, endurecen mis senos,
y me transportan al universo.
Sensación sublime la de mi flor,
abriendose a tu sexo tan recto,
y sucumbir en gemidos a los valles del erotismo.
Oh! Es inevitable no derretirse entre tus brazos,
se complica negarse a tus instintos,
no puedo, no obedecer las órdenes que tus manos,
a mi cuerpo esclavizado le ordena.
Y aqui otra vez...
Pero esta vez, no siendo un sueño,
me hallo entre bramidos,
explotando entre tus gemidos.
Solo me queda decirte,
entre el agobio de lo vivido,
que no existe sensualidad más hermosa,
que el de tu cuerpo tan hermoso.
Encendamos la mecha,
y que arda la flama que nos quema,
la que en letargo tanto tiempo hemos tenido,
pues ya no desea este animal...
...que encerramos a diario, y el cual,
entre miradas y silencios que nos arrojamos,
nos pide ser libres y devorarse el uno al otro por completo.
Palpemosnos la piel deseosa de deseo,
desnudemos nuestros más bajos instintos,
escuchemos la voz de nuestro interior,
y no nos privemos de un solo rincón.
Adueñate de mi cuerpo,
yo me apoderare del tuyo,
y así, los dos nos devoraremos sin prejuicio alguno.
Saboreare tus instintos,
mientras tú, te alimentas de mis deseos escondidos,
hasta fundirnos en el éxtasis que brinda el delirio.
Bello es sentir tu manos recorrer mis muslos ardientes,
mientras tu lengua, junto a tu boca, endurecen mis senos,
y me transportan al universo.
Sensación sublime la de mi flor,
abriendose a tu sexo tan recto,
y sucumbir en gemidos a los valles del erotismo.
Oh! Es inevitable no derretirse entre tus brazos,
se complica negarse a tus instintos,
no puedo, no obedecer las órdenes que tus manos,
a mi cuerpo esclavizado le ordena.
Y aqui otra vez...
Pero esta vez, no siendo un sueño,
me hallo entre bramidos,
explotando entre tus gemidos.
Solo me queda decirte,
entre el agobio de lo vivido,
que no existe sensualidad más hermosa,
que el de tu cuerpo tan hermoso.
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