La resaca y tu amor
Debo dejar el alcoholismo de mis venas,
allí donde la sangre por roja ve volcanes
y sábados sin dios y saltos de escalera.
Debo dejar de ir y venir entre tus brazos
y de querer adivinar lo que a conciencia no me dices.
Estoy, pero yo estoy pegado de tus hombros,
a tu espejismo en que nos vemos como enanos,
como muñecos que repiten el libreto
sin encontrar hada madrina que adivine
cuál vida es la que amamos y queremos cada uno.
Debo encerrar la nube en mis pulmones,
el árbol y su fruto en mis raíces,
las alas en el fémur que se alza en la tormenta
y aprende que tras mis gritos es tu voz la que responde.
¿Vas a cuidarme cuando tengas vacaciones?
¿Vas a quererme cuando tengas tiempo libre?
Lo que te doy no tiene fin ni condiciones,
lo que esperé no fue más que amor sin requisitos.
Pero tú vas al paso que has bailado,
no quieres aprender con otra orquesta el sentimiento,
por más que en ti declares un amor nunca vivido
y digas esperar de mi el gesto primero de las conciliaciones.
¿Dónde me meto de aquí a que tengas tiempo,
dónde respiro sin aire de tus labios,
sin el calor de tu abrazarme cuando duermo?
¿Debo aprender a no soñar con entusiasmo,
a caminar sinceramente sin pisar las grietas,
sin pretender un nuevo rumbo entre nosotros?
Ya curaré mi brazo roto y mis heridas,
mi frente moreteada y mi rodilla,
será fácil desmugrar de sangre aquella ropa
y aprender a vivir con mano izquierda en el camino.
Por suerte de aquel lado el corazón lo tengo a salvo,
por suerte, aún fracturado, yo también estoy
contigo con y sin las vacaciones.
23 01 12
Debo dejar el alcoholismo de mis venas,
allí donde la sangre por roja ve volcanes
y sábados sin dios y saltos de escalera.
Debo dejar de ir y venir entre tus brazos
y de querer adivinar lo que a conciencia no me dices.
Estoy, pero yo estoy pegado de tus hombros,
a tu espejismo en que nos vemos como enanos,
como muñecos que repiten el libreto
sin encontrar hada madrina que adivine
cuál vida es la que amamos y queremos cada uno.
Debo encerrar la nube en mis pulmones,
el árbol y su fruto en mis raíces,
las alas en el fémur que se alza en la tormenta
y aprende que tras mis gritos es tu voz la que responde.
¿Vas a cuidarme cuando tengas vacaciones?
¿Vas a quererme cuando tengas tiempo libre?
Lo que te doy no tiene fin ni condiciones,
lo que esperé no fue más que amor sin requisitos.
Pero tú vas al paso que has bailado,
no quieres aprender con otra orquesta el sentimiento,
por más que en ti declares un amor nunca vivido
y digas esperar de mi el gesto primero de las conciliaciones.
¿Dónde me meto de aquí a que tengas tiempo,
dónde respiro sin aire de tus labios,
sin el calor de tu abrazarme cuando duermo?
¿Debo aprender a no soñar con entusiasmo,
a caminar sinceramente sin pisar las grietas,
sin pretender un nuevo rumbo entre nosotros?
Ya curaré mi brazo roto y mis heridas,
mi frente moreteada y mi rodilla,
será fácil desmugrar de sangre aquella ropa
y aprender a vivir con mano izquierda en el camino.
Por suerte de aquel lado el corazón lo tengo a salvo,
por suerte, aún fracturado, yo también estoy
contigo con y sin las vacaciones.
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