Candente río verdeazulado

Orillando la espuma de mi perpleja sombra,
anidé un instante tu quietud de pantera
y en la boca de un rosal cubierto de frescura
mi alma pura se durmió
entre el légamo de tu cintura.

Quietud y brisa,
oleaje al descubierto,
pasión y tierra sobre la piedra de mi orgullo
constancia de la sal del pedregullo
en tu ávida de miel boca de niebla.

Quise tu mano
entre la fruta y la luna
y la noche,

quise tu estrellado aroma
estrellas, que,
desde tus ojos
iluminaban
la Vía Láctea de entre el río

y tu mirada
era la menta
era la flor
era la espuma
de la última bebida
que goteaba sobre
tu seno
y empapaba el fresco celaje
de ese oasis
que perduraba en tus mejillas
bajo tus pies húmedos

sobre tu sonrisa
abriéndose
en la mía…

Una duulzura.

Muchísimas gracias Liz!!!!! Un beso grande, Poetisa bella!!!!!

Acude al despertar el efluvio a una manzana,
que de niebla suspirar puede, no es en vano
la mirada de tus ojos en mi propia mano
ó el declive de las rosas en su juventud temprana...
Azalea, no es frondosa sin el jolgorio de una noche,
donde clava su perfume en el resguardo de este broche,
y sueña, y se voltea para admirar profundo
la belleza de tu ser, también del mundo...



Besos, Liz!!!!!