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por Azael Alberto Vigil Dom Ene 01, 2012 8:38 amSan Romero de América, Mártir de los Desamparados -
"La justicia (en America) es igual a las serpientes. Sólo muerden a los que están descalzos" Monseñor Romero.
El calendario anunciaba 24 de Marzo de 1980. El clima estaba nubloso con olor a pólvora, plomo, opresión, injusticia, violencia, tortura y muerte. Ser pobre era estar condenado al hambre, la esclavitud, explotación y exterminio. La ley del tiro de moda, código matarife, déspotas almas de hoy y siempre gobernando y oprimiendo al pueblo. Engañando y matando en nombre de un nacionalismo extranjero y mezquino, rubio y clasicista que odia y desconoce nuestras raíces nativas arcaicas. Ni los colonizadores pudieron con el valor y coraje de nuestra estirpe.
Y allí estabas tu Santo Oscar Arnulfo Romero, con tu verbo viviente, denunciando el pecado, las atrocidades de la Guerra y el Odio en cada respiro. Restregándole las verdades a los acaudalados y desalmados en su cara, invitándolos a recapacitar como su ilimitada codicia dejaba sin alimento a la mayoría de niños pobres y castigaba a sus padres a una vida de esclavitud y analfabetismo, sin derechos o dignidad.
Tus palabras eran dardos que penetraban el corazón y la conciencia de todo aquel que las escuchase con atención y por eso el pueblo te quiere y los enemigos del pueblo te odian y calumnian. Tu palabra fue y es bálsamo para el que sufre injusticias y, dedo acusador contra del Sanedrín/ nido de serpientes. Igual que al Nazareno y el campesino cuzcatleco y de toda America, fuiste condenado a la muerte y al martirio, por amar demasiado al projimo indefenso.
-"Debo decirles que, como cristiano, no creo en la muerte sin resurrección: Si me matan, resucitaré en el pueblo salvadoreño." - Monseñor Romero.
No te importaron las amenazas hechas por tus enemigos del gobierno, aun después de bautizar a sus hijos o celebrar sus bodas, tampoco el silencio guardado por tus compañeros de religión y oración pero no de teología. La palabra de Jesús si no es de liberación de los más oprimidos y sufridos entonces se invierte en una mentira/metralla utilizada para perpetuar y legitimizar el odio, la pobreza y la guerra: la palabra de Jesús se vuelve cómplice involuntaria y método que sirve a las clases dominantes para mantener al pobre sin aspiraciones de aliviar su situación, pues alega que de dicho pobre será el reino de los cielos. Tú San Romero de América decidiste imitar a Cristo y seguir sus pasos, negándote a ser un cómplice más que calla mientras sus hermanos son torturados y asesinados. Alzaste tu voz hasta las alturas, tu voz de denuncia que era y es la voz de un pueblo que sufre las maldades e injusticias de gobernantes sin escrupulos o alma.
Aquel sicario/franco tirador llegó a misa con órdenes específicas del alto mando mayor: -"una bala en el corazón para que se calle de una vez por todas ese curita agitador de indios."- Todos en el bajo mundo estuvieron de acuerdo, incluyendo al diablo.
Y mientras repartías la eucaristía, el cuerpo y la sangre de Cristo, tu cuerpo y tu sangre fueron derramados sobre el altar de todo el continente americano. Y aun agonizando exclamaste: "Que dios perdone a mis asesinos."
Hoy, San Romero de América, tus hijos cantamos tu cancion de amor y libertad, fe y esperanza.
Recordamos las lecciones de valor y coraje que nos enseñaste. Seguimos esa espiritualidad, esa luz, ese ícono incondicional de amor, solidaridad y justicia social que nos inculcaste. Hoy, Monseñor Romero padre del espíritu de lucha y esperanza de todo aquel que sufre, resucitas en cada nueva generación. Hoy, San Romero de América, reencarnas en cada una de estas líneas que inspira tu legado, tu amor y tu ejemplo. Fuiste y eres verbo viviente, hecho historico y actual y no palabra hueca desconectada de la realidad del dolor de tu gente y tu pueblo.
Hoy San Romero, America conoce de tu milagro...
"La justicia (en America) es igual a las serpientes. Sólo muerden a los que están descalzos" Monseñor Romero.
El calendario anunciaba 24 de Marzo de 1980. El clima estaba nubloso con olor a pólvora, plomo, opresión, injusticia, violencia, tortura y muerte. Ser pobre era estar condenado al hambre, la esclavitud, explotación y exterminio. La ley del tiro de moda, código matarife, déspotas almas de hoy y siempre gobernando y oprimiendo al pueblo. Engañando y matando en nombre de un nacionalismo extranjero y mezquino, rubio y clasicista que odia y desconoce nuestras raíces nativas arcaicas. Ni los colonizadores pudieron con el valor y coraje de nuestra estirpe.
Y allí estabas tu Santo Oscar Arnulfo Romero, con tu verbo viviente, denunciando el pecado, las atrocidades de la Guerra y el Odio en cada respiro. Restregándole las verdades a los acaudalados y desalmados en su cara, invitándolos a recapacitar como su ilimitada codicia dejaba sin alimento a la mayoría de niños pobres y castigaba a sus padres a una vida de esclavitud y analfabetismo, sin derechos o dignidad.
Tus palabras eran dardos que penetraban el corazón y la conciencia de todo aquel que las escuchase con atención y por eso el pueblo te quiere y los enemigos del pueblo te odian y calumnian. Tu palabra fue y es bálsamo para el que sufre injusticias y, dedo acusador contra del Sanedrín/ nido de serpientes. Igual que al Nazareno y el campesino cuzcatleco y de toda America, fuiste condenado a la muerte y al martirio, por amar demasiado al projimo indefenso.
-"Debo decirles que, como cristiano, no creo en la muerte sin resurrección: Si me matan, resucitaré en el pueblo salvadoreño." - Monseñor Romero.
No te importaron las amenazas hechas por tus enemigos del gobierno, aun después de bautizar a sus hijos o celebrar sus bodas, tampoco el silencio guardado por tus compañeros de religión y oración pero no de teología. La palabra de Jesús si no es de liberación de los más oprimidos y sufridos entonces se invierte en una mentira/metralla utilizada para perpetuar y legitimizar el odio, la pobreza y la guerra: la palabra de Jesús se vuelve cómplice involuntaria y método que sirve a las clases dominantes para mantener al pobre sin aspiraciones de aliviar su situación, pues alega que de dicho pobre será el reino de los cielos. Tú San Romero de América decidiste imitar a Cristo y seguir sus pasos, negándote a ser un cómplice más que calla mientras sus hermanos son torturados y asesinados. Alzaste tu voz hasta las alturas, tu voz de denuncia que era y es la voz de un pueblo que sufre las maldades e injusticias de gobernantes sin escrupulos o alma.
Aquel sicario/franco tirador llegó a misa con órdenes específicas del alto mando mayor: -"una bala en el corazón para que se calle de una vez por todas ese curita agitador de indios."- Todos en el bajo mundo estuvieron de acuerdo, incluyendo al diablo.
Y mientras repartías la eucaristía, el cuerpo y la sangre de Cristo, tu cuerpo y tu sangre fueron derramados sobre el altar de todo el continente americano. Y aun agonizando exclamaste: "Que dios perdone a mis asesinos."
Hoy, San Romero de América, tus hijos cantamos tu cancion de amor y libertad, fe y esperanza.
Recordamos las lecciones de valor y coraje que nos enseñaste. Seguimos esa espiritualidad, esa luz, ese ícono incondicional de amor, solidaridad y justicia social que nos inculcaste. Hoy, Monseñor Romero padre del espíritu de lucha y esperanza de todo aquel que sufre, resucitas en cada nueva generación. Hoy, San Romero de América, reencarnas en cada una de estas líneas que inspira tu legado, tu amor y tu ejemplo. Fuiste y eres verbo viviente, hecho historico y actual y no palabra hueca desconectada de la realidad del dolor de tu gente y tu pueblo.
Hoy San Romero, America conoce de tu milagro...
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