Incesante pez de nácar florecido
cual huye del simiente mi voz con un gemido
ala rompiente de luz en un latido
fresco azahar de naranjos que han huido.
Y en tu pierna espumosa de sirena
anclaba sempiterna gracia desmedida
que en el jovial descanso tus ojos de serena
gacela impropian la gracia de mi vida.
Muslos de nieve, pies de encanto
florido arrabal escondes en tu huella
que el salto del juglar de tu querella
hondo socava la luz de tu amaranto
doncel que en la bruma no es aciaga
versátil desnudez cual copia bella
tus ojos de estrella, tu mirada brilla
en torno alado a tu piel que embriaga.
Silencio cual propenso latir escandaloso
de mi frondoso cauce dolido a tu simiente
del oro de tu faz, reverbero que te siente
descalzo aroma en tu torso espumoso…
Joven cincel de vista ufana en albedrío
tu joven sabor de fresa en el estío
el relieve de tus pechos alberga sutilmente
la brasa de mi amor del fuego solamente.
Esculpe en tu mirada, mar sin penas, un ocaso
que en el cincel que repara tus adentros
descubre un mar de plata, goce a mis dos centros
descubro alas que sumergen su vuelo hacia su trazo
que en penumbra ciega no adormece mi suspiro
cual vuelta del zafiro, encomendado del silencio
del hondo admirar tu sano encanto, que al respiro
ansía amar la noche tu goce cual ansío
Y en la luna de Cristal reverdece tu futuro
seda nívea cela tu mirada, alabastro duro.
cual huye del simiente mi voz con un gemido
ala rompiente de luz en un latido
fresco azahar de naranjos que han huido.
Y en tu pierna espumosa de sirena
anclaba sempiterna gracia desmedida
que en el jovial descanso tus ojos de serena
gacela impropian la gracia de mi vida.
Muslos de nieve, pies de encanto
florido arrabal escondes en tu huella
que el salto del juglar de tu querella
hondo socava la luz de tu amaranto
doncel que en la bruma no es aciaga
versátil desnudez cual copia bella
tus ojos de estrella, tu mirada brilla
en torno alado a tu piel que embriaga.
Silencio cual propenso latir escandaloso
de mi frondoso cauce dolido a tu simiente
del oro de tu faz, reverbero que te siente
descalzo aroma en tu torso espumoso…
Joven cincel de vista ufana en albedrío
tu joven sabor de fresa en el estío
el relieve de tus pechos alberga sutilmente
la brasa de mi amor del fuego solamente.
Esculpe en tu mirada, mar sin penas, un ocaso
que en el cincel que repara tus adentros
descubre un mar de plata, goce a mis dos centros
descubro alas que sumergen su vuelo hacia su trazo
que en penumbra ciega no adormece mi suspiro
cual vuelta del zafiro, encomendado del silencio
del hondo admirar tu sano encanto, que al respiro
ansía amar la noche tu goce cual ansío
Y en la luna de Cristal reverdece tu futuro
seda nívea cela tu mirada, alabastro duro.
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