Lento va, lento por el viento,
la sola estirpe de su cuna en el lamento
que oro tan ciego no esculpe viscerales
rocíos de penurias claras en umbrales.
Paloma ciega de soles y de ocasos
en el brillo de jovenes silencios
que murmuran los vértigos, atrasos
y añoran vuelos en el alma de su aliento.
Descalzas horas que profesan luz y alarde
cual sombría senectud el llanto mueve
las olas prestan su júbilo en la nieve
descalza en mi mitad la nube más nos pueble.
De su silencio la frescura y el hartazgo
en el cincel de las heladas y el abismo
de sentirse en tu piel hondo en sí mismo
y despertar en las palabras de armonía.
Golondrina que se aúna en la mañana
cual nitidez más sobria, más temprana
cual lucha la más ducha de tus alas
en la impropia desvirtud de tus mañanas.
A la proa en el verso y en la popa
a estribor, la mañana se desdobla
un hondo ruiseñor, la calma asoma
de su silencio el estertor fue fragua sola.
Déjame caminar hasta tu boca
donde la fragua de la miel que se desboca
preludia sal, en la marea de la aurora
y aciaga vista ofrece, el soplido de tu boca.
Cual muda palabra sueña en el oriente
su grácil tea y nuez en la mañana
a descifrar de las ventanas su bosque sonriente
y nace fresco ardor que sofrena la distancia.
la sola estirpe de su cuna en el lamento
que oro tan ciego no esculpe viscerales
rocíos de penurias claras en umbrales.
Paloma ciega de soles y de ocasos
en el brillo de jovenes silencios
que murmuran los vértigos, atrasos
y añoran vuelos en el alma de su aliento.
Descalzas horas que profesan luz y alarde
cual sombría senectud el llanto mueve
las olas prestan su júbilo en la nieve
descalza en mi mitad la nube más nos pueble.
De su silencio la frescura y el hartazgo
en el cincel de las heladas y el abismo
de sentirse en tu piel hondo en sí mismo
y despertar en las palabras de armonía.
Golondrina que se aúna en la mañana
cual nitidez más sobria, más temprana
cual lucha la más ducha de tus alas
en la impropia desvirtud de tus mañanas.
A la proa en el verso y en la popa
a estribor, la mañana se desdobla
un hondo ruiseñor, la calma asoma
de su silencio el estertor fue fragua sola.
Déjame caminar hasta tu boca
donde la fragua de la miel que se desboca
preludia sal, en la marea de la aurora
y aciaga vista ofrece, el soplido de tu boca.
Cual muda palabra sueña en el oriente
su grácil tea y nuez en la mañana
a descifrar de las ventanas su bosque sonriente
y nace fresco ardor que sofrena la distancia.
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