Fue en los esplendores de una tarde de verano,cuando el viento susurraba como una arpa en el silencio profundo, y grandes flores agonizaban a la vera del camino,donde los pajáros presurosos abatian el vuelo como abanicos sedosos,que visite aquel barrio de pobreza en mi ciudad natal.
El áire se poblaba de rumores,de repiques y plegarias,como el rumor creciente de un rio de lamentaciones.
En las casitas de cartón,casas multicolores,floridas,en las que germinaban en perfecta floración las súplicas y las rosas,niños jugando; en sus estrechas calles se veia la gente del barrio caminar con su miseria a cuestas,con la sensación de estar al borde de un abismo.
No se que extraña razón me habia llevado allí,que absurda sed de justicia me habia llevado a aquel desierto de almas,a beber en aquel inagotable lago de angustias y de tristezas,y, me senti extraño en aquel mundo de seres doloridos,que marchaban solos hacia la muerte.
Aquellos seres vegetativos que la miseria consumia, aquellos niños de mirar desfalleciente, tuvieron el poder,de llenar mi alma de amarga tristeza,niños en cuyas pupilas sin apenas brillo,duerme el cadáver de la última esperanza.
Fue mi encuentro con el engaño ,con la miseria,con la maldad de los hombres.
El dolor,la desesperanza,el hambre,la enfermedad,la muerte...estan allí como hienas amotinadas ante el cadáver de una presa.
¿Cuantos días sin probar alimento? casi infinitos,
¿cuantas noches sin apenas dormir,ante la horrible pesadilla de soportar el mañana? días y días.meses y meses...
madres enfermas,sin aliento ya para ver por sus hijos,
un niño muerto,y no hay como pagar la sepultura,hasta el derecho a morir con dignidad,le son negados; el eterno deambular en busca de un mendrugo de pan,la limosna arrojada como una ofensa por manos que se dicen benefactoras,favores que más parecen un puntapie....el ranchito insolubre,privado de todos los servicios,a merced de la lluvia, que insistente penetra por cada uno de sus huecos, las epidemias imposibles de evitar,y que dia a dia,se roba la vida de los niños.
Dias sin amparo,noches sin refugio.
Tal fue el cuadro que presenciaron mis ojos atónitos, un cuadro de miserias y de horror,de injusticias de seres en eterna peregrinación hacia la muerte,buscando sin saber donde calmar sus miserias.
Asi, transcurre el "diario vivir"en este barrio de miserias y tristezas.
Incapaz de poderlo evitar,una lágrima de amargura e impotencia rodo por mis ojos cansados,y, una gran piedad lleno mi alma por aquellos seres que viviendo tan cerca de mi,estaban en la orilla del desencanto y la miseria,bajo un cielo plateado que los miraba morir indiferente.
El áire se poblaba de rumores,de repiques y plegarias,como el rumor creciente de un rio de lamentaciones.
En las casitas de cartón,casas multicolores,floridas,en las que germinaban en perfecta floración las súplicas y las rosas,niños jugando; en sus estrechas calles se veia la gente del barrio caminar con su miseria a cuestas,con la sensación de estar al borde de un abismo.
No se que extraña razón me habia llevado allí,que absurda sed de justicia me habia llevado a aquel desierto de almas,a beber en aquel inagotable lago de angustias y de tristezas,y, me senti extraño en aquel mundo de seres doloridos,que marchaban solos hacia la muerte.
Aquellos seres vegetativos que la miseria consumia, aquellos niños de mirar desfalleciente, tuvieron el poder,de llenar mi alma de amarga tristeza,niños en cuyas pupilas sin apenas brillo,duerme el cadáver de la última esperanza.
Fue mi encuentro con el engaño ,con la miseria,con la maldad de los hombres.
El dolor,la desesperanza,el hambre,la enfermedad,la muerte...estan allí como hienas amotinadas ante el cadáver de una presa.
¿Cuantos días sin probar alimento? casi infinitos,
¿cuantas noches sin apenas dormir,ante la horrible pesadilla de soportar el mañana? días y días.meses y meses...
madres enfermas,sin aliento ya para ver por sus hijos,
un niño muerto,y no hay como pagar la sepultura,hasta el derecho a morir con dignidad,le son negados; el eterno deambular en busca de un mendrugo de pan,la limosna arrojada como una ofensa por manos que se dicen benefactoras,favores que más parecen un puntapie....el ranchito insolubre,privado de todos los servicios,a merced de la lluvia, que insistente penetra por cada uno de sus huecos, las epidemias imposibles de evitar,y que dia a dia,se roba la vida de los niños.
Dias sin amparo,noches sin refugio.
Tal fue el cuadro que presenciaron mis ojos atónitos, un cuadro de miserias y de horror,de injusticias de seres en eterna peregrinación hacia la muerte,buscando sin saber donde calmar sus miserias.
Asi, transcurre el "diario vivir"en este barrio de miserias y tristezas.
Incapaz de poderlo evitar,una lágrima de amargura e impotencia rodo por mis ojos cansados,y, una gran piedad lleno mi alma por aquellos seres que viviendo tan cerca de mi,estaban en la orilla del desencanto y la miseria,bajo un cielo plateado que los miraba morir indiferente.
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