Tengo una canción por la mitad, desvencijada.
Tengo hecha jirones la suerte y la mirada en pedacitos.
Las ideas desordenadas, la nostalgia
desbordando certeza.
La certeza de saber que en realidad
no tengo donde colgar la esperanza.
La esperanza cuarteada por el tiempo, que se va
silbando bajito.
El viento viene con tus ojos,
me erosiona la calma.
Se baja el telón de otro teatro
mal dirigido, otro traspié.
Asoma su nariz la luna doblando la esquina,
armada hasta las pelotas con memoria.
Cuatro y treinta y cinco dice el reloj despertador,
ya sé que es tarde
Para contar otros cientos de ovejitas en vano,
antes de amanecer.
Crece el rumor del silencio, musitando
habla de vos el humo del decimosexto cigarrillo
que fumo con tu rostro en las pupilas.
Escrutar las rendijas de tu recuerdo es
esta noche una tarea estéril.
“Mala suerte” me dice la suerte con cara
de macanuda, fayuta, insoportable
No te des por vencido ni aun vencido
me dice Pedro sobre un estante viejo.
Paciencia para mi impaciencia rezo por lo bajo
y no me convenzo.
A menudo soy una maraña de vueltas y
revueltas profusas.
Sin embargo esta noche con tu voz en los ojos
estrechándome la mano,
No tengo la perchita de los “por qué” para colgar
uno mas en el montón
Hoy al fin de cuentas tengo una certeza,
tengo una respuesta...
Y la verdad es que llegó el final...
sin media respuesta
Tengo hecha jirones la suerte y la mirada en pedacitos.
Las ideas desordenadas, la nostalgia
desbordando certeza.
La certeza de saber que en realidad
no tengo donde colgar la esperanza.
La esperanza cuarteada por el tiempo, que se va
silbando bajito.
El viento viene con tus ojos,
me erosiona la calma.
Se baja el telón de otro teatro
mal dirigido, otro traspié.
Asoma su nariz la luna doblando la esquina,
armada hasta las pelotas con memoria.
Cuatro y treinta y cinco dice el reloj despertador,
ya sé que es tarde
Para contar otros cientos de ovejitas en vano,
antes de amanecer.
Crece el rumor del silencio, musitando
habla de vos el humo del decimosexto cigarrillo
que fumo con tu rostro en las pupilas.
Escrutar las rendijas de tu recuerdo es
esta noche una tarea estéril.
“Mala suerte” me dice la suerte con cara
de macanuda, fayuta, insoportable
No te des por vencido ni aun vencido
me dice Pedro sobre un estante viejo.
Paciencia para mi impaciencia rezo por lo bajo
y no me convenzo.
A menudo soy una maraña de vueltas y
revueltas profusas.
Sin embargo esta noche con tu voz en los ojos
estrechándome la mano,
No tengo la perchita de los “por qué” para colgar
uno mas en el montón
Hoy al fin de cuentas tengo una certeza,
tengo una respuesta...
Y la verdad es que llegó el final...
sin media respuesta
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