Doble Princesa, en el Cielo y en la Tierra
como augurado aroma de la flor que nos separa,
y la huella del dolor tu fuego amara
desistiendo de los soles que la bruma ampara.
Flor, letargo de agua que en el suelo
es intrínseco mar de oro y pañuelo
desvestido sauce que aquieta su suspiro
cual enclave misterioso de amor, amor zafiro.
Cual víspera de flor amado un beso
el cónclave de azahar letargo misterioso,
cual húmido de andar, la nave un rostro
de azúcar y loor, y miel, vertiginoso.
Cauce que añade un verso en el verano
cual copiosa mano el cincel nunca me miente
y pasajera de mi voz ancla y no siente
la bóveda de un mar, amor silente.
Cual bruma y estertor, naciente un beso
que en el agua lo embeleso
para ti, para tu fuente,
nativa ardiente del sol que no se aclara
efímero, desigual, la luna ampara.
Rosa y muérdago el paño luz prefiere
como un ausente dolor que estrella quiso,
cual húmeda y señal sorda y preciso,
la nube celestial tu semblante doloroso.
Alegra tu mirada, tus ojos nacen siempre
dentro de la sal, dentro de tu vientre
la sorda umbría nave que en el cielo fuera
el rostro de quimera, la sal que nos hundiera
cual sombra que tenaz respira arriba
tu verso de compás precioso exhiba
cual luna de Cristal la luna suele
ampliar algarabía que consuele.
Y se roba tu mirada la miel
de mis albores,
cual húmido cincel
la flor que quiso
el naciente paraíso
relumbrara caro
su solo cardúmen de sal, de suelo ufano.
Y se amolda mi vajel
vertiginoso
cual húmeda centella
lo soñara,
atisbo reluciente cual temprana
crisálida de mar, de sol de alba.
como augurado aroma de la flor que nos separa,
y la huella del dolor tu fuego amara
desistiendo de los soles que la bruma ampara.
Flor, letargo de agua que en el suelo
es intrínseco mar de oro y pañuelo
desvestido sauce que aquieta su suspiro
cual enclave misterioso de amor, amor zafiro.
Cual víspera de flor amado un beso
el cónclave de azahar letargo misterioso,
cual húmido de andar, la nave un rostro
de azúcar y loor, y miel, vertiginoso.
Cauce que añade un verso en el verano
cual copiosa mano el cincel nunca me miente
y pasajera de mi voz ancla y no siente
la bóveda de un mar, amor silente.
Cual bruma y estertor, naciente un beso
que en el agua lo embeleso
para ti, para tu fuente,
nativa ardiente del sol que no se aclara
efímero, desigual, la luna ampara.
Rosa y muérdago el paño luz prefiere
como un ausente dolor que estrella quiso,
cual húmeda y señal sorda y preciso,
la nube celestial tu semblante doloroso.
Alegra tu mirada, tus ojos nacen siempre
dentro de la sal, dentro de tu vientre
la sorda umbría nave que en el cielo fuera
el rostro de quimera, la sal que nos hundiera
cual sombra que tenaz respira arriba
tu verso de compás precioso exhiba
cual luna de Cristal la luna suele
ampliar algarabía que consuele.
Y se roba tu mirada la miel
de mis albores,
cual húmido cincel
la flor que quiso
el naciente paraíso
relumbrara caro
su solo cardúmen de sal, de suelo ufano.
Y se amolda mi vajel
vertiginoso
cual húmeda centella
lo soñara,
atisbo reluciente cual temprana
crisálida de mar, de sol de alba.
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