ALMA DE RUISEÑOR:
Ella tenía el alma del ruiseñor
Crescendo, crescendo fue su canto
Muy dentro, aquí adentro de mí…
Era como si de la noche fuese
Llegaba a mi balcón y entonaba
Sus calidos versos sin nada pedir…
Era como el sueño de un amor
Un ángel para mi soledad
Lo único sagrado, lo único puro aquí…
Era como si la luz trajese
Y yo amaba su compañía, sus tonos
Sus suaves coplas de vida, sus labios carmín…
Pero sabía que se iría
Es frío el roce de mis dedos
Y ella tan bella, no merece una oscura jaula
No podría darle alegría…
Pero sabía que inmigraría
Es duro el invierno en mis manos
Y ella tan frágil, junto al aroma de sus alas
No debería ser mía…
Hoy que en mi corazón
Se ve como la luna extraña su presencia
Hice un esfuerzo pero aun así la recordé…
Hoy que en mi ilusión
Se ve como la ciudad me tiene aun paciencia
Salí para olvidar y me emborrache…
Hoy que en mi canción
Se escuchan los ecos de su casta esencia
Vuelvo adonde la perdí, sin saber porque…
Hoy que en mi balcón
El sueño se ha hecho dolor sin su clemencia
Mire y la vi, allí estaba, y me arroje…
Pero sabía que se iría
Es frío el roce de mis dedos
Y ella tan bella, no merece una oscura jaula
No podría darle alegría…
Pero sabía que inmigraría
Es duro el invierno en mis manos
Y ella tan frágil, junto al aroma de sus alas
No debería ser mía…
Ya no.
Ella tenía el alma del ruiseñor
Crescendo, crescendo fue su canto
Muy dentro, aquí adentro de mí…
Era como si de la noche fuese
Llegaba a mi balcón y entonaba
Sus calidos versos sin nada pedir…
Era como el sueño de un amor
Un ángel para mi soledad
Lo único sagrado, lo único puro aquí…
Era como si la luz trajese
Y yo amaba su compañía, sus tonos
Sus suaves coplas de vida, sus labios carmín…
Pero sabía que se iría
Es frío el roce de mis dedos
Y ella tan bella, no merece una oscura jaula
No podría darle alegría…
Pero sabía que inmigraría
Es duro el invierno en mis manos
Y ella tan frágil, junto al aroma de sus alas
No debería ser mía…
Hoy que en mi corazón
Se ve como la luna extraña su presencia
Hice un esfuerzo pero aun así la recordé…
Hoy que en mi ilusión
Se ve como la ciudad me tiene aun paciencia
Salí para olvidar y me emborrache…
Hoy que en mi canción
Se escuchan los ecos de su casta esencia
Vuelvo adonde la perdí, sin saber porque…
Hoy que en mi balcón
El sueño se ha hecho dolor sin su clemencia
Mire y la vi, allí estaba, y me arroje…
Pero sabía que se iría
Es frío el roce de mis dedos
Y ella tan bella, no merece una oscura jaula
No podría darle alegría…
Pero sabía que inmigraría
Es duro el invierno en mis manos
Y ella tan frágil, junto al aroma de sus alas
No debería ser mía…
Ya no.
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