Canta el ruiseñor campos de plata
y sueña el eco que gime más ausente
de su bandada la sólida escarlata
que enero brilla en su locuaz ardiente,
suspiro de embelesos, fluctuaciones
que en los céfiros engañan aderezos
por más pacientes soles y tropiezos
las álgidas carestías y pasiones.
Volátil bruma y quimera resguardada
en campos de metal y anochecida
el júbilo de la muerte sostenida
en el ala del desvelo consumada.
Paciente voz del alba en la cornisa
de un tiempo que gime y nunca cede
aquel murmullo en tus estancias quede
por el volátil ruiseñor que escandaliza.
Arreaba trunco el sagaz madrugador de la elocuencia
sagaz, mundano, escoplo que alborota
en el sustento frío la pasión que inquieta
de su tenaz varón que música es latencia.
Dulce fragancia de los bosques que entre sueños
doblegan alas a la voz de sus düeños
que en su mirada la pasión meticulosa
arriaba luz y la sombra espaciosa.
Grácil quimera que en su voz naufraga
el sempiterno reclinar del oro tieso
que naufraga cuando es verde el embeleso
de su cristal cual es la sombra vaga
de una fuente el sustraer belleza,
ó arrojar una moneda entre suspiros
gallarda nube de pensar en los zafiros
que se quedan atrás, en la entereza.
De sofrenar el llanto, una esperanza
que queda ciega en indómita armadura
de su licor cual muda piel, cual sombra pura
halaga un verso el néctar, labio avanza.
Y en la sombra del furor y lo escarlata
cual sombra fuera lo mundano y la elegancia
de este calor que espera y el agua escancia
a su verdor, ruiseñor de Primavera acata.
Del admirar cual sombra no es nocivo,
música ardiente, tenor tan fugitivo.
y sueña el eco que gime más ausente
de su bandada la sólida escarlata
que enero brilla en su locuaz ardiente,
suspiro de embelesos, fluctuaciones
que en los céfiros engañan aderezos
por más pacientes soles y tropiezos
las álgidas carestías y pasiones.
Volátil bruma y quimera resguardada
en campos de metal y anochecida
el júbilo de la muerte sostenida
en el ala del desvelo consumada.
Paciente voz del alba en la cornisa
de un tiempo que gime y nunca cede
aquel murmullo en tus estancias quede
por el volátil ruiseñor que escandaliza.
Arreaba trunco el sagaz madrugador de la elocuencia
sagaz, mundano, escoplo que alborota
en el sustento frío la pasión que inquieta
de su tenaz varón que música es latencia.
Dulce fragancia de los bosques que entre sueños
doblegan alas a la voz de sus düeños
que en su mirada la pasión meticulosa
arriaba luz y la sombra espaciosa.
Grácil quimera que en su voz naufraga
el sempiterno reclinar del oro tieso
que naufraga cuando es verde el embeleso
de su cristal cual es la sombra vaga
de una fuente el sustraer belleza,
ó arrojar una moneda entre suspiros
gallarda nube de pensar en los zafiros
que se quedan atrás, en la entereza.
De sofrenar el llanto, una esperanza
que queda ciega en indómita armadura
de su licor cual muda piel, cual sombra pura
halaga un verso el néctar, labio avanza.
Y en la sombra del furor y lo escarlata
cual sombra fuera lo mundano y la elegancia
de este calor que espera y el agua escancia
a su verdor, ruiseñor de Primavera acata.
Del admirar cual sombra no es nocivo,
música ardiente, tenor tan fugitivo.
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