Rojo el amanecer…
Rojo el amanecer, templada bruma,
espacio ciego, fuego que tramonta
vertiginosa sombra alba desmonta,
de su coturno de Oro, vaga espuma…
Rojo el acontecer, fuego el instante
que brillo, Sol desata de su fuga,
y oriunda de su mano, me madruga
ante la copla alzada de su estante…
Azules ojos, dispersan el oro,
adagios polar rastro de bautismo,
dorada arena, rapto de sí mismo
solas alburas penan donde afloro…
Rostro, que ciego erige la belleza
entre la sombra nueva de la noche,
labios que se dispersan en turquesa,
a flor la espuma, canta su trasnoche…
Tu comorbilidad, espanta labios,
que el Oro de su fuego no trasciende:
erige entre los goces soles sabios,
en mares refucilos que alba emprende…
Trasunta el ego vespertino asombro,
endecha clara tan vituperante:
ó gladio del asedio más triunfante,
celebras con tus ojos que te alumbro…
En el amanecer, que busca acierto,
tremolan dos suspiros en tu puerto:
en tu regazo fundes la marea,
bajo la altura gualda, que pelea…
La claridad emerge en tus rutinas,
aleándose en la noche fuego en sombra,
ardores que resbalan en solombra
tus ojos, la violeta me destinas…
Acecho de tu claro en tu semblante,
de nuevo mueve el Oro que tramonta
coral, sobre la efigie que se apronta,
a venerar prisión, apasionante…
Deshora tu candil, tu vana queja,
tan endiablada hora te restaña,
pretil coloca el musgo bajo teja:
y abreva la humedad que no te empaña…
El Sol de Oro canta sus rebaños,
acendra claridad en sus peldaños…
Alejandro Rodrigo Flagel
Rojo el amanecer, templada bruma,
espacio ciego, fuego que tramonta
vertiginosa sombra alba desmonta,
de su coturno de Oro, vaga espuma…
Rojo el acontecer, fuego el instante
que brillo, Sol desata de su fuga,
y oriunda de su mano, me madruga
ante la copla alzada de su estante…
Azules ojos, dispersan el oro,
adagios polar rastro de bautismo,
dorada arena, rapto de sí mismo
solas alburas penan donde afloro…
Rostro, que ciego erige la belleza
entre la sombra nueva de la noche,
labios que se dispersan en turquesa,
a flor la espuma, canta su trasnoche…
Tu comorbilidad, espanta labios,
que el Oro de su fuego no trasciende:
erige entre los goces soles sabios,
en mares refucilos que alba emprende…
Trasunta el ego vespertino asombro,
endecha clara tan vituperante:
ó gladio del asedio más triunfante,
celebras con tus ojos que te alumbro…
En el amanecer, que busca acierto,
tremolan dos suspiros en tu puerto:
en tu regazo fundes la marea,
bajo la altura gualda, que pelea…
La claridad emerge en tus rutinas,
aleándose en la noche fuego en sombra,
ardores que resbalan en solombra
tus ojos, la violeta me destinas…
Acecho de tu claro en tu semblante,
de nuevo mueve el Oro que tramonta
coral, sobre la efigie que se apronta,
a venerar prisión, apasionante…
Deshora tu candil, tu vana queja,
tan endiablada hora te restaña,
pretil coloca el musgo bajo teja:
y abreva la humedad que no te empaña…
El Sol de Oro canta sus rebaños,
acendra claridad en sus peldaños…
Alejandro Rodrigo Flagel
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