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por Tus ojos no ven lo celado en ésta noche,
cual suspiro que se lleva la antorcha de su Cielo
A su llevado azar, sentado mientras luche
en el porvenir letrado, robándole su Vuelo,
A su mentido aroma, cardumen de sigilo
Mientras la calma atiza la lluvia en el suspiro
de su Milagro de ser, cual llanto en el asilo
vertido caudal de sombra yo respiro
Y se siembra, en tus lamentos la ciega parsimonia
que en rosas atañe el claustro en movimiento
cual sustraer el motivo al elemento
del que ciega su párpado embaída ceremonia
hasta saber que acompasa la lluvia consumida
el resplandor mineral de la obra huida
cual sofrenado licor, embarga al más sabroso
sustraer de mis alas el llanto amoroso
que enclava los suspiros del silencio en trance
que lava la visceral jungla del aliento del suspiro
cual latido mientras late, corazón al negro avance
del ojo que ciega la bandada de mi llanto cual zafiro
que ciega las andadas del destino, entre destinos
cual rosa que levanta las espinas de entre el barro
para asar de la maleza los púrpuras gemidos
del ocio atento, y el celestial carro
Que el juglar en su marea que se evade hasta su sombra
late entre sus álamos la tea que doblega su calor
como júbilo al licor que endeble no se espuma, pavor
del sentido acierto que elucubra el llanto que se encumbra
en la ciénaga que evade su ruda lontananza
en el eco a su sombría duna, nutre la confianza
de un desierto que restaura la noche en las arenas
y solo canta las ruinas de las penas…
Cual solo carmesí de entre sus goces, anida
entre brumas el sentir de vagos los poetas
ensamblan en su sombra las místicas caretas
de un ocaso que orfebre oro despida
entre el crepitar del fuego helado
las dunas que levantan oro alado
y sobre el fuego siembran flores de lavanda
y música que arde, y canta, y anda!
Entre la víspera de un mar, el mar alado
ciega un rostro porvenir, enamorado!
cual suspiro que se lleva la antorcha de su Cielo
A su llevado azar, sentado mientras luche
en el porvenir letrado, robándole su Vuelo,
A su mentido aroma, cardumen de sigilo
Mientras la calma atiza la lluvia en el suspiro
de su Milagro de ser, cual llanto en el asilo
vertido caudal de sombra yo respiro
Y se siembra, en tus lamentos la ciega parsimonia
que en rosas atañe el claustro en movimiento
cual sustraer el motivo al elemento
del que ciega su párpado embaída ceremonia
hasta saber que acompasa la lluvia consumida
el resplandor mineral de la obra huida
cual sofrenado licor, embarga al más sabroso
sustraer de mis alas el llanto amoroso
que enclava los suspiros del silencio en trance
que lava la visceral jungla del aliento del suspiro
cual latido mientras late, corazón al negro avance
del ojo que ciega la bandada de mi llanto cual zafiro
que ciega las andadas del destino, entre destinos
cual rosa que levanta las espinas de entre el barro
para asar de la maleza los púrpuras gemidos
del ocio atento, y el celestial carro
Que el juglar en su marea que se evade hasta su sombra
late entre sus álamos la tea que doblega su calor
como júbilo al licor que endeble no se espuma, pavor
del sentido acierto que elucubra el llanto que se encumbra
en la ciénaga que evade su ruda lontananza
en el eco a su sombría duna, nutre la confianza
de un desierto que restaura la noche en las arenas
y solo canta las ruinas de las penas…
Cual solo carmesí de entre sus goces, anida
entre brumas el sentir de vagos los poetas
ensamblan en su sombra las místicas caretas
de un ocaso que orfebre oro despida
entre el crepitar del fuego helado
las dunas que levantan oro alado
y sobre el fuego siembran flores de lavanda
y música que arde, y canta, y anda!
Entre la víspera de un mar, el mar alado
ciega un rostro porvenir, enamorado!
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