"...por qué a mí las tareas imposibles:
hilar la arena,
dibujar el rostro del viento (...)?”
(Elena Caricati Pennella)
Escribo por la noche
con una idea que se desarrolla
de la manera de siempre,
- solitario por las estancias-
con el conocimiento de la materia
que da olor y calor a mis poemas,
si, vivo, si, alegría que
calma mi momento lírico,
luz, aliento afectuoso,
¡noche brillante!,
sobre la que alumbra la luna llena.
¿Sientes una flor y su respirar se convierte en
irradiación de sonido,
su color suave estimula la melancolía,
levantas tus ojos y apagas el dolor en la arena
y especialmente dejas las lágrimas
en una roca, en un bosque o en una ola?
Entonces tienes alma controlada por un corazón que
detiene su sangre caliente en torno al paisaje,
si está en el invierno, nieva en las tristezas y
se disuelve en las rosas que esperan la primavera.
En las mariposas que permanecen brevemente
en vuelo abierto al campo, sin constatar una distancia,
que deben morirse, igual a un olor, a un suspiro,
sin dejar de ser ellas, sin perder su elegancia.
Alma dispuesta a rechazar todo lo injusto,
que se niega a detener normalmente la alegría,
que purga sin final el dolor
que conspira contra la vida.
Rayo luminoso de colores
y por lo tanto del porqué de la belleza
-son terribles sus silencios –
alma de fuego ordinario que se niega
a ser encerrada en su forma,
causa de los sueños de la tierra,
!alma de poeta!
hilar la arena,
dibujar el rostro del viento (...)?”
(Elena Caricati Pennella)
Escribo por la noche
con una idea que se desarrolla
de la manera de siempre,
- solitario por las estancias-
con el conocimiento de la materia
que da olor y calor a mis poemas,
si, vivo, si, alegría que
calma mi momento lírico,
luz, aliento afectuoso,
¡noche brillante!,
sobre la que alumbra la luna llena.
¿Sientes una flor y su respirar se convierte en
irradiación de sonido,
su color suave estimula la melancolía,
levantas tus ojos y apagas el dolor en la arena
y especialmente dejas las lágrimas
en una roca, en un bosque o en una ola?
Entonces tienes alma controlada por un corazón que
detiene su sangre caliente en torno al paisaje,
si está en el invierno, nieva en las tristezas y
se disuelve en las rosas que esperan la primavera.
En las mariposas que permanecen brevemente
en vuelo abierto al campo, sin constatar una distancia,
que deben morirse, igual a un olor, a un suspiro,
sin dejar de ser ellas, sin perder su elegancia.
Alma dispuesta a rechazar todo lo injusto,
que se niega a detener normalmente la alegría,
que purga sin final el dolor
que conspira contra la vida.
Rayo luminoso de colores
y por lo tanto del porqué de la belleza
-son terribles sus silencios –
alma de fuego ordinario que se niega
a ser encerrada en su forma,
causa de los sueños de la tierra,
!alma de poeta!
Última edición por luis tejada yepes el Mar Ene 18, 2011 6:07 pm, editado 2 veces
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