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por "Pobre" pulgarcita que nadie deseába saber de tí,
siempre arrinconada contra la pared de la escuela,
o encerrada en tu habitación, formando dibujitos en el techo,
y jugando con la imaginación.
"Pobre" nina de ojos exorbitantes pero de mirada siempre perdida,
como aguardando que por el horizonte apareciéra... aquel principe azul;
morado, rojo o violeta, que importaba el color! Tú solo querías que
te llevara lejos a vivir un sueño de princesas no?
"Pobre" pulgarcita que siempre soñaste,
más alto de lo que llegaba tu ego, incrédulo siempre
la vida te miraba pasar, como pensando...
¿Que tú, donde ibas a llegar?
Siempre "robando" galletitas o algunas golosinas del alamcén de tu mamá,
para que las demás niñas te integraran a jugar.
(pero todo acababa cuando las golosinas terminaban no?)
"Pobre" pulgarcita pensabas hasta descubrir...
...que tú misma eras una dulce y tierna compañía para ti,
ya no necesitabas a otra niña si te tenías a ti, solo debías sobrevivir a la escuela por las mañanas,
para luego presurosa llegar a casa y jugar con "Liz",
siempre ahí... al pié del cañon para ti,
ya los días no se pasaban tan despacio,
te reías y salías mucho más,
y a pesar de que la gente hablaba y a tu madre le decía que estabas "mal" (loca)
Tú eras feliz, por que al fin encontraste esa compañía que,
a falta de aquel principe del color que fuera,
ahora al menos tenías la compañía de ti misma, -pero compañía al fin-
aprendiste a odiarte y quererte mucho más temprano que otros,
te conociste todo...
tus enojos,
que eres celosa...
la manera de que te sientas bien...
tú momento preferido del día...
lo que te lástima,
y
lo que te hace bien...
aquello que necesitas
como así también...
...lo que no te llena y solo te envenena.
Pulgarcita, eras una niña, y hoy eres una mujer,
quizás no seas la mejor de todas,
pero puedes estar orgullosa de ti.
siempre arrinconada contra la pared de la escuela,
o encerrada en tu habitación, formando dibujitos en el techo,
y jugando con la imaginación.
"Pobre" nina de ojos exorbitantes pero de mirada siempre perdida,
como aguardando que por el horizonte apareciéra... aquel principe azul;
morado, rojo o violeta, que importaba el color! Tú solo querías que
te llevara lejos a vivir un sueño de princesas no?
"Pobre" pulgarcita que siempre soñaste,
más alto de lo que llegaba tu ego, incrédulo siempre
la vida te miraba pasar, como pensando...
¿Que tú, donde ibas a llegar?
Siempre "robando" galletitas o algunas golosinas del alamcén de tu mamá,
para que las demás niñas te integraran a jugar.
(pero todo acababa cuando las golosinas terminaban no?)
"Pobre" pulgarcita pensabas hasta descubrir...
...que tú misma eras una dulce y tierna compañía para ti,
ya no necesitabas a otra niña si te tenías a ti, solo debías sobrevivir a la escuela por las mañanas,
para luego presurosa llegar a casa y jugar con "Liz",
siempre ahí... al pié del cañon para ti,
ya los días no se pasaban tan despacio,
te reías y salías mucho más,
y a pesar de que la gente hablaba y a tu madre le decía que estabas "mal" (loca)
Tú eras feliz, por que al fin encontraste esa compañía que,
a falta de aquel principe del color que fuera,
ahora al menos tenías la compañía de ti misma, -pero compañía al fin-
aprendiste a odiarte y quererte mucho más temprano que otros,
te conociste todo...
tus enojos,
que eres celosa...
la manera de que te sientas bien...
tú momento preferido del día...
lo que te lástima,
y
lo que te hace bien...
aquello que necesitas
como así también...
...lo que no te llena y solo te envenena.
Pulgarcita, eras una niña, y hoy eres una mujer,
quizás no seas la mejor de todas,
pero puedes estar orgullosa de ti.
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