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por cerdan Lun Mayo 17, 2010 2:32 pmNo se porque de pronto me crece tu recuerdo…
Ha pasado tanto tiempo que apenas me conozco,
Porque un día, junto a estos viejos troncos,
Me embriague tantas veces en un sueño de oro.
Hoy te he visto en mi sueño, que casi ya es de otro,
Los árboles ya dieron como antes sus frutos del tiempo,
Por eso, bajos estas frondas, junto al arroyo seco,
Sueño contigo acaso, por creer que era cierto.
Mis manos te recuerdan, mas tu rostro no veo,
El canto de los pájaros trae a mi vida vientos nuevos.
Y en la noche callada, bajo el umbral en sombras,
El eco de tu risa, va surgiendo en el tiempo.
Te he amada tanto, aunque solo sea en mis sueños,
El rumor del oleaje trae a mis playas cantos nuestros,
Y en esta tarde triste, de soledad y de angustia…
Pienso que estas conmigo, aunque cada vez menos.
He mirado tu rostro ¡amanecer en secreto!
Nuestras almas se funden bajo un mismo fuego…
Y en este paisaje agreste, donde reina el silencio,
Te digo adiós para siempre ¡sangre de mis propios sueños!
No importo que no me amaras.
El viento del otoño germino la semilla en el desierto.
Y entre la sutil bruma de resplandores de aurora,
Pienso en ti todavía… ¡virgen de tu propio cielo!
Ha pasado tanto tiempo que apenas me conozco,
Porque un día, junto a estos viejos troncos,
Me embriague tantas veces en un sueño de oro.
Hoy te he visto en mi sueño, que casi ya es de otro,
Los árboles ya dieron como antes sus frutos del tiempo,
Por eso, bajos estas frondas, junto al arroyo seco,
Sueño contigo acaso, por creer que era cierto.
Mis manos te recuerdan, mas tu rostro no veo,
El canto de los pájaros trae a mi vida vientos nuevos.
Y en la noche callada, bajo el umbral en sombras,
El eco de tu risa, va surgiendo en el tiempo.
Te he amada tanto, aunque solo sea en mis sueños,
El rumor del oleaje trae a mis playas cantos nuestros,
Y en esta tarde triste, de soledad y de angustia…
Pienso que estas conmigo, aunque cada vez menos.
He mirado tu rostro ¡amanecer en secreto!
Nuestras almas se funden bajo un mismo fuego…
Y en este paisaje agreste, donde reina el silencio,
Te digo adiós para siempre ¡sangre de mis propios sueños!
No importo que no me amaras.
El viento del otoño germino la semilla en el desierto.
Y entre la sutil bruma de resplandores de aurora,
Pienso en ti todavía… ¡virgen de tu propio cielo!
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