Camboya de mis lamentos.

Camboya de mis lamentos,
el mundo está mal, hundido,
y yo no sé si necesitaba verlo.

La precaria escena típica divertida,
los malditos daños morales míos,
la basura televisiva.

Camboya de mis lamentos,
tierra maltratada, raíces perdidas,
qué triste es verte aniquilada,
hundida en la pobreza de tus movimientos.

Camboya, ah, Camboya,
yo no necesitaba saberte,
es ahora un profundo dolor el que tengo.

Malditas conductas irracionales,
supremacías en reir por desgracia ajena,
la gente ya no tiene piedad,
el mundo está mal... Y no todos queremos verlo.

Qué írritas tragedias se avecinan
en intimidad, las gentes no lo entienden,
señores hay pobreza, hay miseria,
y muchos se ríen de ello.

Mi dolor, ah, cómo me hiere,
esas imágenes están en mi cabeza,
y me ahogan el corazón...
Mi espíritu vegano me envenena la razón.

Y sufro en la soledad de mi habitación.
El mundo está mal... Y no todos sabremos verlo.
Dolor.

Siniestra Nostram.

Querida Siniestra
el mundo duele
el hombre duele
el desamor duele
pero lo que más duele
es la maldita indiferencia.
Alzar la voz duele
gritarle al mundo duele
pero alguien escucha
alguien comprende
alguien cosuela.
Abrazo para tu alma.

Hola, Claudia hermosa. Gracias por regalarme tu consuelo... Ciertamente estoy arruinada; me quiebra el alma en pedazos ver tanta penuria, sentirme tan absurda a sabiendas de que hay trozos de planeta que andan en miseria mientras la errática sombra de Caín se asienta en ellos, y al ver unos más por acá que se ríen de la desgracia ajena. A eso le sumas las patrañas televisivas, los daños morales míos, y también mi conducta irracionalmente sensata al ver un crimen perpetúandose en escena. No me callo, no puedo... Con la voz rota lo manifiesto. Y duele... Duele, me duele.
Vaya porquería de ente es el ser humano, me da pena ajena, y asco por otro lado.

Gracias por comprenderme, por leerme, por consolarme y por el abrazo que me acompaña. Sos un verdadero sol, Claudia.
Recibe mis cariños.
Yo.

[b]Esta vez me hiciste "pupa", amiga Siniestra. Tu dolor es mí dolor, tu lamento es mi lamento.
Hace tiempo que los sufro y en mis versos los comento; más pocos oyen mi voz...
Quizá, tú, por ser quien eres, encuentres mayor aforo... ya se sabe, la mujeres tienen la voz más aguda, y si no... ¡Voy en tu ayuda y cantaremos a coro! Abrazos, amiga.

y yo me uno a vuestro coro Reca y Sinis... duele si... y duele más la indiferencia... nuestro mundo... nuestra Camboya está mal... y nadie quiere hacer nada... un beso y un abrazo

SINI.....SUPER SINI.....
QUE BELLO ESCRIBES CUANDO DUELE
CAIGO RENDIDO A TUS PIES
AL LEERTE.....

GRACIAS HERMANA........
P.D.CORRIGETE Y NO ME ROMPAS EL ENCANTO.....

No hace falta adiestrar mi voz mezzosoprano para cantarle al Todo mi dolor. Éste clamor de Camboya realmente me afectó. Yo no sé si necesitaba ver ciertas cosas. Me hunde mirar la realidad de la vida, del planeta, de los humanos... Humanos que tienen que limitarse a guerrear para poder subsistir. Es una batalla desgraciada, realmente no tienen muchos recursos, es lo que hay, es lo que hay. Pero a mí me duele... Me aterra, me enferma, me anula de la faz de la tierra.
Y grito cuando algún despiadado bastardo se cree en su agracia para reírse de los males ajenos. Grito cuando los pendejos acosan la poca integridad que esos sujetos tienen. Censuro la maldita televisión por ser tan sensacionalista. Por herirme y dañarme moralmente. Porque habrán estúpidos como los de ayer que se dedicarán a ver esos programitas imbéciles para divertirse, para regocijarse de que ellos son lo máximo y de que viven como viven por honor. Detesto a los basuras que tienen dos chiripas en sus cerebros. Detesto los medios de comunicación. Detesto vivir rodeada de bastardos indeseados.
En algún momento alguien escuchará nuestro clamor. Así sea para sentir compasión. Da igual. Ser humano es una enfermedad. Es una tacha de infamia. Es un asco total. Me decepcioné, sí.
Gracias queridos amigos por acompañarme en mi dolor. Y por incentivarme a seguir gritando. Clamemos, pues.
Yo.

[b]Querida Sini: ¡Es lo que hay! -que dices tú- El dolor no es nuevo, existe desde la noche más lejana de los tiempos... Y, si de algo estoy seguro... es de que nosotros no lo vamos a remediar, por mucho que clamemos. Ya otras voces antes que las nuestras; más limpias y más sabias se oyeron clamar por la inmensidad del desierto, y sólo las arenas las escucharon.
¿Qué nos queda, pues...? Si ya sabemos el remedio para nuestros males y, aún así, nos negamos a seguir la senda que un Hombre nos trazo para alcanzar la felicidad, hace ya dos mil años... ¿Hemos de dar, pues, la razón al "loco" de Nietzsche cuando dijo que: "La victima no está exenta de culpa..." De ser así ¿No seríamos tan culpables de nuestra infelicidad, tanto o más que aquellos que nos la proporcionan...? No sé, amiga, no sé... Lo que sí sé es que, incluso a los profetas del materialismo, como eran Hegel y Marx, quienes proponían un giro de ciento ochenta grados en el timón de nuestra nave, para alcanzar una verdadera justicia social y, que tanto se asemejaba a la doctrina del Hombre antes mencionado, hemos dado de lado para seguir al Becerro de oro y vivir a la sombra de su Plutocracia.
Luego así ¿Qué nos queda, insisto...? Sino llorar hasta que se nos seque el pozo de nuestras lágrimas.
Mis abrazos para ti, querida amiga. Ya ves cuan triste quedo...

"No te quedes en el llano.
No subas demasiado alto.
Desde una altura media
es como parece el mundo más hermoso."

No sé, es una crisis. Es mi culpa, porque yo y sólo yo decidí ver. Es la consecuencia de haber mirado demasiado alto... Para caer a lo bajo. Pero creo que hay cosas que no se tienen que saber. Esas imágenes duelen... Y ahora pagaré la consecuencias. Es una pena... Por eso quizá ese hombre al que hacemos referencia fue sabio... "El bufón y el sátiro son ajenos a su cuerpo y a su consciencia". Yo preferiría haber seguido con mi reflejo de payasa. Pero me tocó joderme. No cambiará nada, es el lado oscuro de verdad, el que te reprime la inocencia... Y el que te permite gritar. Es un dolor en el que se escapan las palabras.
Gracias por acompañarme en mis dolorosas letras.

[b]Así es, amiga mía. Yo, por supuesto, me quedaré en mi modesta colina; llegar a tu montaña me es imposible. Abrazos.

Siniestra querida, realmente me hicieron doler el corazón y escapar lagrimas tus versos, veo la sensibilidad y la rebelión que hay en vos, y la comparto totalmente, por que siempre me rebele contra las injusticias, siempre me dolieron, de cualquier tipo que fueran.
Y siempre me pregunte como poder hacer por cambiar algo...y no encontré la respuestas.
Sólo puedo poner mi granito de arena en pequeñas cosas, pensando que muchos granitos pueden formar una montaña.
Ojalá que en algún momento del mundo, los mal llamados humanos, comprendamos que todos los seres del planeta tienen que tener una oportunidad...oportunidad de vivir en paz, de tener sus necesidades básicas satisfechas,de no ser discriminados, usados, vapuleados, esclavizados etc etc etc...
Me encantó conocer a ese ser humano llamada Siniestra a travez de sus letras....Un abrazo afectuoso de oso, dado desde Bs. As, en un día gris y lluvioso. Beatriz

Hola, Beatriz. Gracias por el apoyo, y por el abrazo de oso (me llenó). Es que digo yo que los seres humanos tienen por simple ley natural el derecho a vivir adecuadamente. La ley del más apto conlleva a que unos sean débiles y frágiles, y otros no. Pero es que son atrocidades bárbaras... Es una miseria total. Y nadie hará nunca nada. Sólo pocos cuando surja alguna ocasión. Yo sé que todo es como es, pero duele absurdamente en el corazón ver. Necesito cerrar mis ojos... Y pasar desapercibida de esas imágenes que me queman. Que me duelen. No siempre hay que ver... El cerebro puede procesar información, archivarla, utilizarla y desecharla. Pero en el corazón no existe un "Ctrl+Alt+Del". Y eso es un dolor.
El granito de arena que llegue a ser montaña... Sería magnífico, ¿no? Sería tan especial que yo como ente humano me quitaría la distinción de bastarda. Y sería feliz. Pero el sistema te envenena... Es un infarto directo al miocardio.
Gracias por tus palabras.
Abrazos desde el caluroso Stockholm.