Huele el cauce que derrama tu locura
en ese gavilán de tiernos besos,
arrienda estribos y causan embelesos,
locura añil, de verde rastropaje,
en el iluminado caudal de flor de besos.
Crepúsculo y aroma derramados
en la fragua y la fogata de los cierzos,
campos heridos por tu cintura deslizada
en el fuego y carmín tu boca helada.
Desigual y sombría, escarcha ardiente
sutil y frío, ardiente y memorable,
doncella de cristal aliento aéreo
tumultuoso frenesí de vuelo amable.
Las bocas en el prado que penetra
la resistencia de tu voz en la penumbra,
la noche que levanta las estrellas
los ojos que a los ojos luna en llama
hostil creación de las praderas.
Son alas el conjunto de tus brazos
en los cantos deslumbrando la marea
de la bóveda del aire que me abraza
en tus ojos y tu boca luz se pierde.
Y yo no sé si el silencio no se expande
O si el cántaro roto de tu agua
es como el vaivén solitario de una hamaca
que la huella del verano no adormece...
Pero enlazas púrpuras rebaños en tus ojos
que acaecen en la sombra tu mirada
astros son, desafiando la belleza
sombras y noches son, desafiando las
estrellas.
Al galope tu locura de campo,
desatando en el viento los aromas,
y en las huellas de las anclas de la noche
errabundas y solitarias como piedras en la sombra
tu luz atañe la soledad del campo
como la mirada de una yegua alada tras los cercos
del verano.
en ese gavilán de tiernos besos,
arrienda estribos y causan embelesos,
locura añil, de verde rastropaje,
en el iluminado caudal de flor de besos.
Crepúsculo y aroma derramados
en la fragua y la fogata de los cierzos,
campos heridos por tu cintura deslizada
en el fuego y carmín tu boca helada.
Desigual y sombría, escarcha ardiente
sutil y frío, ardiente y memorable,
doncella de cristal aliento aéreo
tumultuoso frenesí de vuelo amable.
Las bocas en el prado que penetra
la resistencia de tu voz en la penumbra,
la noche que levanta las estrellas
los ojos que a los ojos luna en llama
hostil creación de las praderas.
Son alas el conjunto de tus brazos
en los cantos deslumbrando la marea
de la bóveda del aire que me abraza
en tus ojos y tu boca luz se pierde.
Y yo no sé si el silencio no se expande
O si el cántaro roto de tu agua
es como el vaivén solitario de una hamaca
que la huella del verano no adormece...
Pero enlazas púrpuras rebaños en tus ojos
que acaecen en la sombra tu mirada
astros son, desafiando la belleza
sombras y noches son, desafiando las
estrellas.
Al galope tu locura de campo,
desatando en el viento los aromas,
y en las huellas de las anclas de la noche
errabundas y solitarias como piedras en la sombra
tu luz atañe la soledad del campo
como la mirada de una yegua alada tras los cercos
del verano.
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