Blanca paloma ó cisne…

Blanca paloma ó cisne…


De tu jardín de piernas, no las rosas, besar no es resistencia,
blanca paloma ó rosa, de náyade florida,
antiguamente helada, océano de vida,
blanca paloma ó cisne, de floral indecencia…
Piernas de nieve, lunas de ámbar,
sombra de promesa, bajo pies de plata,
desorbitada aldea, altivamente lumbar
que recoge tus praderas, bajo légamo escarlata…

Iridiscencia de rosa, de continuo mar de bronce,
la solventada tierra, de ocasos en tus muros,
ó de empinada lluvia, de accesos en tus puros
nevados artilugios, de sueños, de romance…
Desluce tu silencio, ó de encumbrada aurora,
platinando la fragancia, de tu desnudo pecho,
de goce en tu soltura, ó de tu imán deshecho,
natural no es la llamada, que buscas en la espora…

De tu mirada emergen, costas peregrinas,
desorbitando teas, ó llamas que enarbolas,
al horizonte inmolas, de lumbres y de encinas,
protervas vanidades de tu coloquio, solas…
Ó del buril taimado, rescoldo en tu regreso,
pasiva de venados, hasta sitiarte un beso,
ó de caducos mares, antiguos, de embeleso,
para buscarte muda, altiva en tu regreso…

Despunta de tu sitio, ó ya el jazmín provee
el iracundo trance, que mi desmán atreve,
por coloquial infante, ó de desnudo, leve
mi sorda moraleja, desnuda, te posee…
Invoca tu azalea, el Sol gloriando impera,
la fausta primavera, ó de tu sola sombra,
antepone en tu silencio, ó sólo no te nombra
resguardo de la acera, virtud de tu alba quiera…

Altiva tu mirada, imán tan implacable,
desnuda de tus párpados, el oro desigual,
que la belleza afable, rotunda, de cristal
ya bebe tu silencio, de flor inigualable…
Mi boca engarza un tiro, de labios de laúd,
ó bocanada fulge, en tu reparo, sierpe
tan cognoscible vara, rotunda, que descuerpe
en otro imán perdida, la luna en lento sud…

Arropas tu desnudo, Ooh níspero encauzado,
de mineral abismo, de Sueño encarcelado…