una estancia lejana de angostos sótanos
una amarga fruta, un boquete gris
un sigilo del aire donde clama la vida,
a mi alrededor caen hasta las despistadas arañas
como una impugnación entre las sábanas,
y van tejiendo los sonidos inaudibles del silencio
generando huecos sin despertar,
el instrumental de la naturaleza
todas las equivocaciones posibles,
la sensación anquilosada enmudeciendo
los insectos, los árboles, las fuentes
avanzando hacía el futuro
uniformada en el presente junto a lo vivido.
Las raudas arenas ensombrecidas
para ser más veloz que el tiempo....
De repente la vida es corta
de repente soy yo ese silencio
y páginas disociadas de tedios,
de renglones descreyendo de mi misma...
De repente me aseguro que la mano es mía
y aprieto el puño con la mano dentro...
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