Rehén de la noche (Preso de lo ciego)

Rehén de la noche

(Preso de lo ciego)

Rehén de la noche, preso de lo ciego,
en otras aras dulces, crepita ya mi ruego
dosel de la majada, que ensombra fuego y yace
deslumbra la mirada, y en el ardor solace…
Derribe cuando hay sesgo, y urge cuanto oprobia
el solo lienzo herido, proclive a mar de roce,
en otros los senderos, de sueños y de fobia,
que el ala de canteros, no vuelve sino goce…

Ardor que no promete, lo enclaustro del pajizo
sultán de la marëa, discordia en la mañana,
de esotra la mirada, que vuelta parsimonia,
desdobla los quinteros de aguas en un rizo…
Bajel que nuncio agota, crisálida si llueve,
Castalia en otra llave, órbita si clama
discordia y luego äma, pavor si ya no hay nieve
la búsqueda atenuante, del sueño que se llama…

Lo ciego, la mañana, sin noche no bravía
en otra escala fría, de mi doncel fragante,
en otra escala atlante, de mi sabor, impía
en otra antagonía, sudor del sol trïunfante…
Es otro dueño: llama, la llama y prisionero
del sol que no declära, su sombra por esmero,
otro doncel del agua, que su agua, primero
busca su llaga adusta, del sueño prisionero…

Mi boca, si no ala, el rostro de pimpollos
en otro suave, presto, pretil de la hidalguía,
en otro sueño errante, blasón de la porfía
en otra noche amante, con alas de criollos…
Mis horas otras fiebres, descuezan si no alan,
embaten, empobrecen, las lúdicas sonatas,
del cielo que dilata, la sombra que recelan,
su sömbra en la pantëra, que vuelos luego hablan…

Ardor, si no propicio, el trance en murallones,
cadencia de mi opúsculo, que ladra entre privanzas
el otro ciego sueño, de robles y de lanzas,
que las lanzas que llueves, son goznes, medallones…
En otras sombras ciertas, privanzas ya nocturnas
rocín que luego helabas, la duna, y por si acaso,
otro suave pedazo, de escombros y de ocaso,
desluce la mirada, en otras fïebres, diurnas…

Así, la bruma inquiere, de esotras llamas, sombras
que no contigo helabas, y llamas paseanderas,
contigo el hielo hirïeras, en otras risas, cimbras,
del cielo la apostema, del llänto, nuevas ceras…
Para tu sello amado, de goces y de sueños,
de sombras y de cauces, de brisas, acostumbro
si no late mi fiebre, cauce de lo que encumbro,
en otras alas, fïebres, desnudas y risueños…

La llama de la noche, en otros rizos, habla,
coturnos los despliegues, de sombras que cautivan,
con el arte no sueñan, y llaman y derriban,
el otro arte cälla, de asombro y luego tïembla…
El otro arte procura, del sueño de su oro,
latir en el tesoro, del llanto que no prueba,
lo llano se promete, y el cauce no reprueba,
las alas del tesoro, otro candil sonoro…

Derriba las mañanas, y asume lenta crin,
caballo que atesora, sublime sömbra ruin…