Señuelo de alba

Señuelo de alba

Roja estirpe de amor, versátil ascua,
regodea el sopor y fácil tedio,
cual el cardumen de su flor, por el remedio
desde su bruma, la ágil flor, promiscua…
Ardor, de la flecha en su resguardo,
desde su túnel, incesante y contrahecha
el solimán aguado de su flecha
entre la espuma de su flor, mi nardo…

Exige vástago de sueños mi amorío,
en otra sombra soez, cual el llamado
de voz ilesa, cual célibe letrado,
en otro adusto solimán, de largo río…
Tras la epopeya flagrante de mi suma,
en otro espejo de mi bien, tañe el resguardo
de su manera, en lenta flor, tañe su cardo,
en otro emblema del amor, y de su puma…

Mirada erige tras el sonoro arrebato de mi auge
la golondrina hostil, desde su paje,
bribón a cuestas de su mar, y con coraje
de su manera de sepiar el rostro en auge…
Mi boca ciñe tal el llanero que no adusta,
la golondrina, empero, yace alada,
en otra espera al solimán, cae perpetuada
ó continencia de volar, doblez, amada…

Mi boca espera, ó ya el regreso no anticipa,
la golondrina, hiel, que el verbo empina
en otra süave mella, sü oro declina,
cual insistencia alada se emancipa…
La boca helada, tañe al fin mi rudo marco,
de solimán perpetuo, contra el arco
de aquél broquel de sándalos y regios
anida en el andar, de mudos los colegios…

Mi boca empina, tan de su glosa el verbo en arte
cual de su arte, su bandera yace alada,
en otra ruda hiel, que la boca enamorada
tiñe y se esmera en miel, con sólo darte
en la mirada el afincarte, y espuma perpetuada
tan del silencio, en bruma hostil, y pasajera
el rostro amante de la última explanada,
asida y ya continua, en la honda limosnera…

Espuma y lienzo, canta al fin, mi rudo encorde,
de rojo norte, y de bruma acicalada,
en otro beso-solimán, que la espuma almibarada
de la mañana en otro palio, suena a alarde…
Mi rojo palio, puede más que ya en su búsqueda,
asir bermejo, el estupor, la gallardía
del estro amante, que ya su flor, ardor podía
beber el lazo de su amor, cual sombra húmeda…

Embate sigiloso, el ascua sempiterna,
estrella distinguida, el agua en mí es eterna…