A dormir, viene el otoño

A dormir, viene el otoño

En el sol de tu nido, en el polen
que dejaste en cada huella que perdimos
el otoño se asoma y de aquel oro
se llenan las palabras que no hablamos.
El agua arrastrará nuestro tesoro,
las hojas de aquel libro y aquel árbol,
la leña de aquel bosque y aquel sueño,
las lágrimas que caen todavía sin sentido.
El frío acercará su piel de invierno,
su pálido color de incertidumbre,
te irás durmiendo entre tus verdes edredones,
bajo la tierra irán tus ojos sin mi beso.
Que yo te amé, lo tengo claro, que aún te siento,
que yo busqué, lo dejo escrito, que soy terco,
para encontrar algún lugar en que entendernos,
para forjar alguna luz en que alumbrarnos,
para no ver cómo este sol se vuelve ocaso
y yo una soledad que el viento arroja
hacia los parques donde el viento sólo tiene
bufandas viejas y un balcón deshabitado.
A ver si en primavera te he olvidado,
a ver, si no es así, cómo regresas
para hacer de nuevo el fruto, el nido, el sol
en que las nuevas abejas misteriosas
traigan miel a nuestra larga herida.

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25 03 15