Fantasmas en la capital

Fantasmas en la capital

Atardece.
La Alameda se enrosca desde Plaza Italia hasta la autopista que va a Valparaíso.
Las salidas del metro vomitan pasajeros.
Los vagabundos tienden sus colchones junto a La Moneda.
Las estatuas bajan a estirar las piernas por el Parque Forestal.
Los pobres se organizan en talleres clandestinos.
Los ricos dejan conectadas sus alarmas.
Los guardias obedecen, olvidando su origen pueblerino y pobre.
La ciudad toda se viste de bohemia en La Piojera,
de travesti en San Camilo, de beata
en la entrada del convento en que no cabe por beata,
de asesina en los recuerdos tras el golpe,
de atenta ciudadana recogiendo la caquita de sus perros,
de sueño en este sueño en que desnudos nos miramos.

Atardece,
me quito el pantalón de las avenidas en que anduve,
la camisa de las plazas en que duerno,
los lentes del palacio que nos vigila desde siempre,
los zapatos de las calles que recorren mi esqueleto,
el calzoncillo viejo en que se orinan los borrachos,
la piel de cada casa que me puebla los pulmones
y el aire sin final de esta ciudad en que agonizo.

Atardece
y yo me voy con la ciudad en un bolsillo,
mañana volveremos a inaugurar cada mediagua
y cada paradero de los que habitan esta noche por nosotros.

http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/

29 01 15