Palabras de un hombre caído

Palabras de un hombre caído

Piden lo que no tienen,
buscan lo que no entregan,
si te juegas, no se juegan,
si llamas, ya nunca vienen.
Si te vas, no se detienen,
si te quedas, sigues solo,
trafican de polo a polo
con la verdad de sus vidas,
como vírgenes suicidas
su sexo huele a gladiolo.

Luego, luego son gentiles
mientras les sigues su paso,
de que escuchen ya no hay caso
y a lo más habrá fusiles.
¿Quienes, son? No sé, son miles
que se esconden dentro tuyo,
cuando te vuelves murmullo,
grito o jaula ante la gente,
son cual tú lo indiferente,
mezcla de miedo y de orgullo.

Y lo sé, que esa es mi historia,
arrastrar con oro y lodo,
verme en nada, pese a todo
lo que aguarda en mi memoria.
Soy un hombre sin victoria,
dolorido en cada abrazo,
me quedé solo y sin trazo
de una esperanza sincera,
me quedé sin mi quimera,
lleno de odio y de fracaso.

Por eso se del hastío
y sé del miedo y la rabia,
de mucha palabra sabia
que no comprende el vacío.
Sé de lo que ya no es mío,
de mi vuelta a levantarme
del amor que no ha de amarme
de mi adiós definitivo
y sé bien que sigo vivo,
ya dispuesto a levantarme.

También ofrezco mi mano
al que vivió en este olvido,
al que tan sólo ha querido
un lugar y nunca en vano.
Ya ha de brotar el manzano,
ya su sombra será aurora
y, en cada hermano que implora,
la verdad se hará consuelo,
que honesto es pedir del cielo
que vuelva aunque se demora.

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06 01 15