Loco por ti
Estoy loco por ti y tú no lo entiendes
y es que para estar loco hay que estar loco, así de simple,
no pensar en mañana ni en ayer, no tener miedo
ni medir cada afán, cada jornada, cada paso,
hay que dejarse ir por la corriente loca
del río del amor que nos arrastra,
que me arrastra hacia ti por todas partes,
en toda dirección, con toda el alma,
y, aunque a ti yo no sé lo que te pasa,
lo que puedo decirte de mí es sólo esto:
que estoy loco por ti, que ni siquiera
intento comprenderlo, que me alegra
cada día en que pienso, siento, sueño
y camino contigo, simplemente,
aunque tú simplemente ni te enteras ni me buscas,
aunque tú no te atreves a confesar cuál es tu rumbo,
aunque secretamente sé que eres feliz de comprender lo que te digo.
Y ni siquiera me pregunto qué voy a hacer con mi locura,
ella me tiene a mí, se adueña
en todo de mis palabras, de mi piel, de mi agonía,
de mi risa y mi canto, de mi empeño,
y del día en que no sé ni cómo ni por qué ni cuando
el río de mi amor por fin estalle y se encuentre
en ese mar con el tuyo entre los brazos.
Dos ríos llegarán desde la altura en que nos vimos
al viejo y azul mar que me dirá tú si estás loco,
no importa, le diré, nunca ha importado,
ahora somos dos aquí por siempre,
y bien valió mi enloquecer por conquistar el fuego
de aquel amor que es para mí la única cordura
que mi locura feliz podía permitirse.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
23 09 14
Estoy loco por ti y tú no lo entiendes
y es que para estar loco hay que estar loco, así de simple,
no pensar en mañana ni en ayer, no tener miedo
ni medir cada afán, cada jornada, cada paso,
hay que dejarse ir por la corriente loca
del río del amor que nos arrastra,
que me arrastra hacia ti por todas partes,
en toda dirección, con toda el alma,
y, aunque a ti yo no sé lo que te pasa,
lo que puedo decirte de mí es sólo esto:
que estoy loco por ti, que ni siquiera
intento comprenderlo, que me alegra
cada día en que pienso, siento, sueño
y camino contigo, simplemente,
aunque tú simplemente ni te enteras ni me buscas,
aunque tú no te atreves a confesar cuál es tu rumbo,
aunque secretamente sé que eres feliz de comprender lo que te digo.
Y ni siquiera me pregunto qué voy a hacer con mi locura,
ella me tiene a mí, se adueña
en todo de mis palabras, de mi piel, de mi agonía,
de mi risa y mi canto, de mi empeño,
y del día en que no sé ni cómo ni por qué ni cuando
el río de mi amor por fin estalle y se encuentre
en ese mar con el tuyo entre los brazos.
Dos ríos llegarán desde la altura en que nos vimos
al viejo y azul mar que me dirá tú si estás loco,
no importa, le diré, nunca ha importado,
ahora somos dos aquí por siempre,
y bien valió mi enloquecer por conquistar el fuego
de aquel amor que es para mí la única cordura
que mi locura feliz podía permitirse.
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