Dos muertos a las tres cuarenta

Dos muertos a las tres cuarenta

Las tres cuarenta y tú morías,
no por morir, sino porque olvidabas,
porque dejaste atrás años y días
en los que amor te di y en que me amabas.

De pronto un malestar y ya partías,
callabas, te perdías, me matabas,
pues si algo hay de verdad en que vivías
es que en ti yo viví mientras estabas.

Es mutuo el funeral, dos velas frías,
dos cajas de madera en las que clavas
tu vida con mi vida, ya vacías.

Eran las tres cuarenta y tú llorabas,
pero tu llanto ni mi llanto oías,
que muerto ya no escuchas, sólo acabas.

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16 03 14