Plena luna, tan fría ó tan cercano,
el aliento en desmesura nevada, tu mano…
el aliento en desmesura nevada, tu mano…
Al oro de tu testa
ó al rebaño de tu noche…
Al auxilio de tu mano bienvenida era la noche,
que la distancia de tu seno, sin embargo no traía,
a la orilla del sudor, que helado desvestía
sumo oprobio del sabor de tu piel, en cuanto aceche
cual desnudo amor, besado a tal extremo
que las horas de tu flor, de la rosa se extasïaba
de tu Verano desmedido que las flores perfumaba,
y en la sombra tu desdén, del capricho a lo supremo!
Enredado entre tu sombra y el oro de tus trenos
que vacïaban con fugaces estrellas aquél cielo
de tu luz, idolatrando tu pañuelo
donde risas cercenaban mi tamo al desenfreno…
Besándote en los labios frecuencia es que añoraba
aquella rosa, numen de mi voz y mi clausura,
donde la tez de tu panoja perdida en tu cintura
querellaba con su espectro la voz que te soñaba…
Besos en el hielo, nevada era tu boca
con el hollín tapiado de la noche oscura
a sola estrella daba tu llanto en desmesura
al verter del aura en sepia me desboca...!
Aleve risa dócil que canta en un murmullo
tu ébano de hielo, que canta al pedregullo
tu risa no se tienta con el alba ó con la noche
tan fría me desnuda el llanto donde luche…!
Tu pierna se medía a ciegas con el claustro
vendimia no idolatra desnuda idolatría
que la voz en tanto mía, en tanto tuya ó en mi estro
en el rostro de la noche no era azar mi epifanía
que la voz de tu mirada no era ajena ya en mi aliento
ó en el rostro de la noche, con azules alabastros
que dedales de oro bellos en estrellas fue mi intento
de lanzar hacia tus bucles, la plata de tus astros…
Y en lo bello se tatüaba en la noche mi mirada,
en tus senos así atada, así sombra encarcelada
de mi hembra que pernocta la huella tan desëada
de mi sombra entre mi velcro de jazmín, enamorada!
Más aliento fue mi boca, de tu dulce, dulce enseña
a abrevar entre tus besos, el aliento de mi düeña
que mi voz entre tus labios, fue de azul, y no de estrella
azorando la mirada con el mar y el alba bella…
Tan de alba al ruiseñor, y el perfume, mis decesos,
fueron caos templando rüinas, la constancia de tus besos!
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