Oleaje vespertino, claro, desnudo, acerado,
de manantial que se ha ido, por la sombra de mi lado
y en su cinética fragua, estoque brumas ha dado
la constancia de la nïeve, que su sombra ha igualado…
Esbelto cirro no diera, su penúltima llamada
que hace voz de la guitarra, y asombra su canto, diosa
y herrumbra la polvorosa y asida mente desëada
en la luna de los mares, y sueño de mudo englosa…
Hace sombra simetrías, que el canto cede, murmullo
su constancia al pedregullo del nato albor desafiante,
del mar que trémulo cante su ocio y arma de arrullo,
su figura al desparpajo arriendo que, militante
esgrima no cede al ascua de su fría mano que arroba
su indecisa miel que se ensombra, y allana y vuelve pequeña
su dulcísima ave de grana y escarlata sombra roba
por el lecho que separa las arenas de una isleña…
Arrobo manto no cede, su figura en la explanada
sobre la sien que la espada acecha y vuelve fragante
su dulcísima hora que abreva los minutos de un instante
y queda el mar en sofoco, acristalando enramada…
Por hechos, fuegos no dieran, su silencio menoscaben
en el hondo pozo hirieran su murmullo que socaven
en el óleo de su fuente, nato al albor que perece,
su llanto que bebe el pece, de su sombra que esclarece…
Adarme fijo no süeña, en robo manto no diurna
cigarra que albor ó trunca, bandada que no termina
aleve manto no endrina, aleve de su nocturna
avidez que no prepara su goce cual la germina…
Desnuda la nïeve dócil, y es llanto su diurna espada
hace voz de la explanada, que su sierpe bondadosa
aleve talla piadosa, de su suma sombra escarpada
y, bizarra ó sesgada aurora, no leva de su baldosa
Juvenil arma piadosa, que su embuste sueña tan leve
juvenil estoque no breve, de su otoño desëado,
añil copa de silencio, que al silencio encomendado
hace miel y sólo escancio el brebaje de su relïeve,
y en su sombra, así, tan breve, hace tacto de las horas
que juvenil espasmo hiriere, de las sombras su linaje
por desafïar del cordaje, su minúsculo can, celaje
que en sus horas adormece, cual nave juncia desdoras…
Alba motora y pálida, engaña de su relieve
la juventud de la nïeve, que su carbunclo no diera
a sostener la bandera que su fragua noche oscura
cinética alba en penumbra, aleve calla y se eleve…
Sobre las honras del mundo, que escarbe y sano lo intenta
sofoco cristal que pudo abrevar, y no lamenta
de su agudeza que indaga, y forma la presa
juvenil, marmórea luche, como el jazmín a la artesa…
Deshago, y hago cristales, desnudo canto no encierra,
su idioma lacerado, del manantial a la tïerra…
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