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por Al admirarte, se hacen versos las espadas
Al admirarte, se hacen versos las espadas
entonación de albas quedas y albas solas
desnudas los clavëles y las olas,
arredrando los suspiros que persüadas,
en el alba nacarada que nos baña…
Oleaje hecho dulzor, pisa terrena
la amargura que restaura lo callado de la pena
donde alaba en su rodaje el mismo albor, la misma hazaña…
Confrontación con el celaje que nos murmüra
el aliciente que al distante ardör procura
la legítima enseñanza del verbo a su Señora
arrebatándole a la noche la clepsidra de la Aurora…
Mística y helada pide besos en la albura
de sus ojos bienamados con eterna locura…
Taciturnos y aderezos de fragantes soliloquios
asemejan los espejos de balüartes con obsequios…
Y regala en su tersura ya la nítida fragancia
desmedida y en albor de su risüeña tesitura
aglomerada de vocales y de hermosa estancia
su sonido desmedido en rústica finura…
Arremete con el cedro, su murmullo en elocuencia
mástil del adviento donde soplan los intentos
de volar hasta los ágiles y mudos vientos
que se ensamblan en el Sol con desnuda latencia…
Mirífica unión clandestina en el olëaje,
arremete a su fulgor con insomnio venidero
y, aunque clame en el residuo de su vuelo, su velero
hace señas en el son de taciturno viaje…
Durmïente mar que quiso prisionera
de las ascuas marmóreas a su pena
igualara su diadema en telar de cera
sobre el ala del sudor que la palabra apena…
Rodaje de ilusión, cantábrico sostiene
y arremete con el alma aguerrida, viene…
» Déjame unir mi mano con la tuya...
» Tu rostro...
» Memoria de tu luz, cuerpo bohemio...
» Mi ciudad
» Mujer -reclamo tus rosas-
» La huella del amor...
» Desnuda cadencia...
» Son claveles...