AÑORANZA.

La añoranza tiene un sabor lóbrego
una compañía relegada,
un horizonte cerrado y siente
una presencia ignorada,
es cadena tirana, oprime,
arrastra ráfagas,
cuando el mar la besa
las olas pierden el agua,
la luna sale, pero no ilumina
inútil la falacia del pensamiento
los tristes tañidos de la melodía,
cuando los llamo dejan la plañidera
por siempre dormida,
llantos, amores, amigos queridos
rasgos de caras, ecos de risas
y un fugaz despertar de los sueños barridos,
pierde matices alguna pradera
las grandes verdades, las perennes,
y todos los fulgores de cuanto nos dieran.

todo eso tiene la añoranza,ademas de ese sabor delicioso que lastima, que hiere y que muerde..
pero que seria de mi vida sin tenerla, ...
no lo imagino..
excelentes letras..
un placer acompañarte...

Así es, Juan, nos permitimos añorar en vez de valorar.

Gracias de corazón.

Maravilloso, Leyre!

Va derechito al Face.

Muchas gracias, Rafaela.
Te dejo mi cariño.

Gracias, Miguel.

Agradezco tus palabras.

Un abrazo, poeta.

Delia, encantada por tu apoyo.

Un abrazo.