COLOR.

Buscaste el color entre tus sábanas gastadas
las luces primeras de aquella madrugada,
tuvieron el color apresurado de tus ojos
la velocidad de nuestras miradas,
la expresión del espejo, el sabor de la vida
prolongando el amor bebiendo de las gargantas,
oigo y me oigo y te acaricio
y al amanecer el color se entrevista
a través de las pupilas como perlas de púrpura,
como gotas de agua que inundan la vida,
nuestros segundos fueron años
en la existencia de todos los días,
esta madrugada el sabor y el color tienen
sobresaltos, alucinaciones y una lágrima
no sé si tuya o mía,
tal vez aquella noche los vientos de la noche
simularon claridad....
¿por qué tenemos que mirar furtivamente
desde la ranura del túnel oscuro para divisar el final?.
el sabor de nuestras entrañas
el sabor de nuestros secretos
el sabor de la vida que nos graba por dentro,
dos puñados de tierra, nuestro olor
de dos cuerpos con memoria,
aquí estuvimos para humillar lo obsceno,
para dejar huellas en el cemento
y consagrar el asalto al tiempo,
la vida no necesita los nudos
ni falsificar la posesión,
la búsqueda de la vida repetida
aún quema la cama de nuestra habitación.

¿Y cuál es el color de la melancolía, Leyre?
Tus poemas tienen la virtud de quedar en mi boca como un bocado que queremos saborear por mucho tiempo.
Te envío un beso a la distancia.

Del color de la manzana verde, ácida....

Gracias Marcelo, por pasar y dejar tus palabras.

Te devuelvo ese beso en la distancia.