La pirueta

La pirueta

Lo fácil no fue real,
lo difícil fue el milagro,
en él mis fuerzas consagro
para volverlo panal.
Que alimente al bien y al mal,
al pobre y al jactancioso,
a aquella luna en reposo
que se mira en la laguna
y al niño que ya sin cuna
ve la vida como un foso.

La vida no es pues regalo,
es ofrenda por ganar,
en cada día un luchar,
en cada noche un escualo.
Nada es bueno, nada es malo,
todo según quien lo mira,
que el asesino suspira,
que el humilde ya maldice,
son ejemplos del que atice
de estas calles su alta pira.

Hay quien lo sabe y se vende
o bien se venda los ojos
por no ver los cielos rojos
que su sangre ya le tiende.
Hay quien lo sabe y comprende
que no hay vuelta en el misterio,
que, con risas o bien serio,
el existir nos empuja
y que por más que se ruja
el final es cementerio.

Mas no por ello a asustarse,
que el desafío es quien llama,
primero a enfrentar el drama,
segundo a nunca entregarse.
La pirueta es el amarse,
a sí mismo, al otro, a todos,
nunca quedarse en los codos
cuando la vida nos prueba,
sólo el que trae se lleva
algo más que polvo y lodos.

Así que revuelto el río,
la ganancia es de quien pesca,
es sobrehumana la gresca,
pero en el hombre confío.
Cada día un desafío,
cada jornada una meta,
vamos juntos, que en la veta
es la unión la que da el oro
y en la amistad ya hay tesoro
con su mapa y su receta.

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06 05 13