Era una mañanita
libre y sin condición.
Era uno de esos días
que regalaba Dios.
Los pájaros cantaban.
También el corazón.
Un rayo de esperanza
daba su bendición.
Nunca supe de versos,
nadie aquí me enseñó.
Algo tiene la vida,
que a todo pone voz.
Nos hablan esas piedras,
si afinas la atención.
Murmura aquel silencio
y ese sauce llorón.
Gritan esos colores,
en toda situación.
Se explican los dolores
y la numeración.
No hay en este concierto
trampas al por mayor.
No hay aquí soledades,
ni cruel separación.
Era una mañanita
libre y sin condición.
Era uno de esos días
con letra y oración.
Los pájaros cantaban.
También el corazón.
Surgía una esperanza,
y despertamos tú y yo.
G.S.A.
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