Escena I
En una llanura desolada a dos kilómetros del pueblo más cercano,
anda cansado un poeta con la mirada cargada de inquietud.
Se va asomando la noche y en el horizonte aparece la luna,
el poeta al verla dice:
Despierta la luz;
presentáis vuestra figura
en fantasía sombría de la Argentina,
cuerpo macizo, resplandeciente
acicular musa- esférica musa.
Una voz resquebrajosa, desde las sombras, se une a su canción:
-Vagabunda entre pistaches y estelas
como canto rodado, oscilas. ligera-compacta. Antitética.-
El poeta se vuelve para ver a su interlocutor, y escucha un chillido de un ave negra que se escapa a posarse en la rama de un árbol a lo lejos, el poeta al ver esto se vuelve a la luna y le cuenta:
El pájaro negro que ando buscando,
os persigue con un cántico de tristitias;
se había escapado hace unos días
de la jaula que eran mis costillas.
Al lado del poeta un hombre como nacido de la tierra le ofrece un costal sucio y vacío:
Cargo un costal de yute repleto de esperanza...
lo hallarás vivo
si alimentas su oscura base
con las largas hileras luminosas de la diana.
El poeta se coloca el costal en el hombre izquierdo y se dispone a caminar un trecho más con este su nuevo
acompañante, quien le sonríe amablemente y le dice:
Terruños ajenos: Lomadas, peñascos
y estepas son franqueables;
los pies andan, se entretienen
como pibes en los jardines
cuando uno acompañado va.
El poeta ya sintiendo más peso en las espaldas le contesta:
Sois todos tunantes; todos andamos de paso,
el mundo es un barrio gaucho
...hay que andarse a paso de Hermes, de puro diablo.
Ya en una charla más amena, con gesto de infante y dando saltitos, le dice al poeta
Contadme un cuentecito para endulzar los orificios
que por orejas tiene este pájaro negro escurridizo;
le atraen las lecciones del Che, a que sí
que lo entiende, a que sí que lo quiere, contadle...contadle
En la última palabra del vagabundo se siente el sonido chillón del pájaro y este se transforma en un emplumado
y arranca su vuelo nuevamente en dirección a la luna.
El poeta confundido y con los ojos entre abiertos le dice por último a la luna, tristemente:
Vuestra lejanía me inquieta
horas altas en las que se desvanece la fantasía;
os hallo pequeña, al pájaro dormitando en tu planicie blanqueada.
Os fundís en el añil del cielo raso,
vuestro espectro seguí su peregrinaje
tras las cumbres del Aconcagua.
Ya de madrugada cuando el poeta llega a la primera calle del pueblo,
la luna son un traje transparente le dice, solo con su presencia, sin palabras
En vuestra ausencia, os sigo…
En una llanura desolada a dos kilómetros del pueblo más cercano,
anda cansado un poeta con la mirada cargada de inquietud.
Se va asomando la noche y en el horizonte aparece la luna,
el poeta al verla dice:
Despierta la luz;
presentáis vuestra figura
en fantasía sombría de la Argentina,
cuerpo macizo, resplandeciente
acicular musa- esférica musa.
Una voz resquebrajosa, desde las sombras, se une a su canción:
-Vagabunda entre pistaches y estelas
como canto rodado, oscilas. ligera-compacta. Antitética.-
El poeta se vuelve para ver a su interlocutor, y escucha un chillido de un ave negra que se escapa a posarse en la rama de un árbol a lo lejos, el poeta al ver esto se vuelve a la luna y le cuenta:
El pájaro negro que ando buscando,
os persigue con un cántico de tristitias;
se había escapado hace unos días
de la jaula que eran mis costillas.
Al lado del poeta un hombre como nacido de la tierra le ofrece un costal sucio y vacío:
Cargo un costal de yute repleto de esperanza...
lo hallarás vivo
si alimentas su oscura base
con las largas hileras luminosas de la diana.
El poeta se coloca el costal en el hombre izquierdo y se dispone a caminar un trecho más con este su nuevo
acompañante, quien le sonríe amablemente y le dice:
Terruños ajenos: Lomadas, peñascos
y estepas son franqueables;
los pies andan, se entretienen
como pibes en los jardines
cuando uno acompañado va.
El poeta ya sintiendo más peso en las espaldas le contesta:
Sois todos tunantes; todos andamos de paso,
el mundo es un barrio gaucho
...hay que andarse a paso de Hermes, de puro diablo.
Ya en una charla más amena, con gesto de infante y dando saltitos, le dice al poeta
Contadme un cuentecito para endulzar los orificios
que por orejas tiene este pájaro negro escurridizo;
le atraen las lecciones del Che, a que sí
que lo entiende, a que sí que lo quiere, contadle...contadle
En la última palabra del vagabundo se siente el sonido chillón del pájaro y este se transforma en un emplumado
y arranca su vuelo nuevamente en dirección a la luna.
El poeta confundido y con los ojos entre abiertos le dice por último a la luna, tristemente:
Vuestra lejanía me inquieta
horas altas en las que se desvanece la fantasía;
os hallo pequeña, al pájaro dormitando en tu planicie blanqueada.
Os fundís en el añil del cielo raso,
vuestro espectro seguí su peregrinaje
tras las cumbres del Aconcagua.
Ya de madrugada cuando el poeta llega a la primera calle del pueblo,
la luna son un traje transparente le dice, solo con su presencia, sin palabras
En vuestra ausencia, os sigo…
Última edición por HANS DURKHEIL el Vie Jul 08, 2011 12:50 pm, editado 4 veces
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