Incitación a escucharte

Incitación a escucharte

En cada par de palabras
hay un abismo escondido,
sin senderos, sin sonido
pero esperando a que lo abras.
Allí tu destino labras,
tus sueños, tus ilusiones,
no las guardes en prisiones,
no las dejes en silencio,
tú has de hablar, yo te sentencio
a un verbo pleno de dones.

Hágase la luz se dijo
y así nació el universo,
hágase en tu voz un verso
y así es que oírte yo elijo.
Ya el mar tu canto predijo,
ya el viento en las arboledas,
la lluvia en esas veredas,
el pájaro en sus nidales,
y el río entre los caudales
que entre tus sueños enredas.

Ya el niño nombró a su madre
y el pío al dios que lo asiste,
el hombre a cuanto ya existe
y tu hermano a su compadre.
Tiene el perro quien le ladre
y el general quien le escriba,
así pues nada te inhiba
de hallar tus propias razones
y cual rosa en los balcones
tu palabra a dar por viva.

Por cierto que no se trata
de hablar cual loro o payaso,
la boca más de algún caso
de loca o torpe retrata.
Has de medir tu vulgata,
cuidar palabras y acentos,
si hace falta habrá lamentos,
si hace falta, rabia o dudas,
pero ciertas y desnudas
se irán a los cuatro vientos.

Así es pues que ya me callo
para escuchar tu discurso,
va en la vida su transcurso,
allí tu voz tiene un tallo.
Palabras y acciones hallo
con las que alzar tu renombre,
tú las traes, no te asombre,
todo en la tierra te espera,
desde ya saber quisiera
cuál es, poeta, tu nombre.

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